Este nuevo descubrimiento realizado por un grupo de investigadores, liderado por la doctora Violeta Gámez Rosas, llegó a apoyar la teoría que dice que todas las galaxias tienen un agujero negro supermasivo en su interior.

Un equipo de investigadores detectó que en el centro de la galaxia Messier 77 había un agujero negro supermasivo, que sería mucho más tenue, es decir menos visible de lo que se acostumbra, pero igual de poderoso que otros.

Esto se llevó a cabo gracias al trabajo del telescopio Very Large Telescope Interferometer (VLTI) y el observatorio European Southern Observatory (ESO).

La investigación fue liderada por la doctora Violeta Gámez Rosas, de la Universidad de Leiden (Países Bajos), y debido al hallazgo se han podido hacer análisis que ayudan a responder incógnitas pendientes de mucho tiempo.

Agujero negro supermasivo

Los agujeros negros supermasivos son denominados como núcleos activos de galaxia (AGN, por sus siglas en inglés), estas “tragan” material espacial e incluso llegan a provocar chorros de partículas que salen disparados.

Y según detalla una teoría científica todas las galaxias tienen un agujero negro supermasivo en su interior.

Por otra parte, este nuevo descubrimiento llegó a apoyar la teoría, puesto que si bien se ve más tenue, debido a que se encuentra “escondida” al interior de una rosca de polvo cósmico y gases, sigue siendo igual de poderosa que las que ya se han visto.

Agujero negro supermasivo detectado al interior de una rosca de polvo cósmico y gases
Bill Saxton / NRAO / AUI / NSF

¿Cómo se realizó el descubrimiento?

Gámez con el objetivo de encontrar pruebas para la teoría, utilizó la galaxia Messier 77 ubicada a 47 millones de años luz de la Tierra, en la constelación Cetus, consigna la investigación publicada en la revista científica Nature.

Para ello se uso el instrumento MATISSE, el cual puede mezclar varias unidades del telescopio ESO, observar polvo y medir su temperatura a través de la radiación infrarroja y un análisis.

De esta forma se revelaron imágenes que consiguieron mostrar lo que se ocultaba al interior de la rosca de polvo cósmico y gas, conocido como “Torus” (en español Toro), un agujero negro supermasivo.