Con Caetano Veloso y Milton Nascimento al frente, un gran concierto reunió este domingo en Rio de Janeiro a miles de personas que reclamaban la dimisión del presidente Michel Temer, acosado por denuncias de corrupción y por la erosión de su base aliada.

Los manifestantes, congregados en la playa de Copacabana, también exigían la convocatoria de nuevas elecciones y el retiro de los proyectos de austeridad en trámite en el Congreso.

“Si lo empujamos, Temer caerá”, coreaban los participantes. Pero el mandatario, de 76 años, volvió a rechazar categóricamente hacerse a un lado, en una columna publicada este domingo por el diario Folha de Sao Paulo.

“Brasil no se ha detenido y no se va a detener, a pesar de la crisis política que, lo reconozco, estamos padeciendo”, escribió Temer, que espera ser recordado como el hombre que consiguió con sus reformas promercado sacar a la potencia latinoamericana de la peor recesión de su historia.

Apenas un año después de haber sucedido a la presidenta de izquierda Dilma Rousseff -destituida por maquillar las cuentas públicas-, el cargo de Temer cuelga sin embargo de un hilo, a causa de una grabación en la que parece dar su aval para comprar el silencio de un exdiputado preso.

Caetano: “podridos poderes”

Los raperos Mano Brown y Criolo y la cantante de samba Martnalia figuraron en la lista de artistas movilizados con la consignas “Fora Temer” y “Diretas já” (elecciones directas ya).

El concierto, frente a una playa de Copacabana donde la bruma ocultaba el mar, llegó a su clímax cuando apareció Caetano Veloso, entonando “Podres Poderes” (Poderes podridos, en español).

¿Será que nunca haremos sino confirmar/ la incompetencia de la América católica/ que siempre precisará ridículos tiranos?“, reza la letra, coreada por la multitud. Aquí un extracto que subió Cetano a sus redes sociales.

strong>Milton Nascimento, de su lado, hizo vibrar a los asistentes con “Nos bailes da vida“. Aquí otro extracto.

Según la Constitución, si Temer es destituido o dimite, la Cámara de Diputados deberá designar a su sucesor en 30 días, para completar el mandato de Rousseff hasta fines de 2018. Unas elecciones indirectas a las que se oponen muchos brasileños, desconfiados de un Congreso con decenas de legisladores investigados por corrupción.

Por eso, exigen “Directas ya“, como en el periodo final de la dictadura militar (1964-1985). “Temer y todos los golpistas sacaron del poder a una presidenta electa legítimamente sin motivo que lo justificase. Es como hace treinta años, queremos el regreso de la democracia y elecciones directas ya”, dijo a la AFP Sirlei Oliveira, una socióloga de 52 años, que viajó desde Sao Paulo.

La mera sustitución de Temer sería “un golpe dentro del golpe”, afirmó Diego Kapaz, un arquitecto de 33 años, para quien los grupos que apoyan a Temer solo están interesados en apurar el voto de las reformas que elevan la edad de la jubilación y flexibilizan la legislación laboral.

Celso Amorim, exministro de Exteriores de Lula da Silva (2003-2010) y de Defensa de Rousseff, estaba entre los manifestantes, que se acercaban a abrazarlo y sacarse fotos con él. “Temer dejó de ser funcional” para quienes lo llevaron al poder, dijo Amorim a la AFP.

El excanciller considera que los brasileños deben ahora “elegir un presidente legítimo, capaz de conducir reformas”; pero no las que propone Temer sino “reformas para recuperar la soberanía y hacer que el pueblo tenga acceso no solo a bienes [materiales] sino también a una mayor participación” política.

La izquierda, a la defensiva en los últimos años a raíz del colapso económico y de las acusaciones de corrupción contra muchos de sus líderes -incluido Lula-, parece ver en esta crisis una oportunidad de levantar cabeza. El miércoles pasado, movilizó a decenas de miles de personas en Brasilia. Durante la protesta, grupos de jóvenes encapuchados atacaron varios ministerios. Los enfrentaientos con la policía dejaron 49 heridos, uno de ellos de bala.

¿En espera del desenlace?

Acusado por la Fiscalía de obstrucción a la justicia, organización criminal y corrupción pasiva y con varios pedidos de impeachment en el Congreso, Temer trata de evitar una deserción en masa de su gobierno.

Su destino podría decidirlo el Tribunal Superior Electoral (TSE), que juzgará a partir del 6 de junio las irregularidades en el financiamiento de su campaña de 2014 junto a Rousseff, en la que él era candidato a la vicepresidencia.