Crítica de Teatro: Hasta drones en edificio usa Vigilantes para mostrar la paranoia por la seguridad

Por Leopoldo Pulgar Ibarra

Entonces, como el asesinato ocurrió a metros de cada departamento y estallaron las últimas defensas sicológicas, la comunidad aterrada cruzará el límite del miedo y decidirá defenderse de los peligros reales… y fantasmales.

La propuesta de la cía. Frente Teatral en Vigilantes difiere en un aspecto importante de la experiencia presentada en Mediocres, estrenado en diciembre 2023.

De la vida al interior del microcosmos televisivo, cuyos bordes sociales los determina el ámbito laboral, el grupo escénico pasa a construir un puente hacia el vasto y cotidiano mundo de las relaciones entre los habitantes de un edificio.

A través de esta más amplia mirada, Vigilantes entrega la visión de una realidad masiva y elusiva. La obra alude a reacciones de muchas personas que, sin conocerse todas entre sí, convierten en “estado público” sus temores, justo en el momento de exhibirlos fuera de la intimidad del hogar.

Es importante tener claro este rasgo que propone el dramaturgo. Se refiere a un estado de ánimo social larvado, que existe aunque no se vea. Y que se convierte en un hecho de comunicación social cuando revienta desafiando la racionalidad. Como ocurre con lo que se imprime, grita o se escribe en las paredes.

Suma de tensiones

El dramaturgo Juan Pablo Troncoso conserva en un grado extremo el tono irónico de su escritura, clara, directa, punzante y entretenida. No para graficar estados de ánimo social, sino mostrar el grado de penetración sicológico-social a que han llegado las exageraciones de inseguridad.

Una situación que resalta ese coro en que confluyen las voces protagónicas de la obra, fundamental para dar cuenta del volumen de las tensiones acumuladas en el cuerpo social.

Aquellas atizadas con la exposición diaria de hechos delictuales en los medios y que amplifican la sensación de estar indefensos y/o desear que algo o alguien externo los saque del peligro.

Control y controladores

El sacrificio de la libertad a cambio de encontrar seguridad, el deseo de la comunidad que se describe en la obra, está en el trasfondo de la propuesta de Juan Pablo Troncoso. Suena como la advertencia de un peligro mayor.

Paréntesis: En el primer semestre 2025, Chile tuvo una tasa de 2.5 homicidios por cada 100 mil habitantes, cifra que en Argentina llega a 3.8, en China a 0.50 y en EE.UU sube a 5.7, según el FBI.

En todo caso, la propuesta no desconoce ni minimiza los riesgos reales que provoca la variante delincuencial en la sociedad.

Sin embargo, a través de sus personajes, hombres y mujeres, y de los recursos que se utilizan, da cuenta que los datos objetivos de la criminalidad real es menor que la percepción descontrolada de este fenómeno.

A esto se debe que el vecindario enloquezca en sus comentarios y deseos buscando medios de todo tipo para salvaguardarse, cada vez más complejos y onerosos.

Esta escalada los transforma en seres gritones, incapaces de ver con objetividad, y vigilantes obsesivos hasta de su propia sombra. Además de hurgar para que ningún resquicio quede sin que lo capte una cámara.

Todo el edificio tiembla. El ambiente, poco a poco, se hace denso y se apropia de todos los espacios físicos y sicológicos. La desconfianza generalizada surge y todos y cada uno o una se convierten en potenciales peligros que deben ser vigilados.

La escenografía ayuda a construir la idea de ser un vecindario fagocitado por el edificio de la gran urbe. Un inmueble que ellas y ellos transforman en una entidad que absorbe y consume a las personas. Monstruo que les quita el alma o lo que tengan en el cuerpo, por la vía de la des personificación de vecinos y vecinas.

Un estado que el elenco ratifica cuando en sus cuerpos se genera ese estado de tensión, que los agrupa y suelta eléctricamente. Y en ese mirar hacia lo alto como si volaran las fuerzas comprensivas de sus miedos y que los salvarán del peligro.

En realidad, más que el temor a perder el control, la obra propone el deseo de tener todo el control y no saber administrarlo. En Vigilantes los controladores terminan en sirvientes de la tecnología, para que un ente que se maneja sólo determine qué es peligroso o no.

Idea que la obra, en la amplificación máxima de la ironía y la paranoia, muestra a través de una escuadra de drones que irrumpe en la sala vigilando el escenario y al público. Cadenciosamente, silenciosos y lumínicos.

Vigilantes

Dramaturgia Juan Pablo Troncoso
Dirección: María Figueroa
Elenco: Cía. Frente Teatral (Mario Ocampo, Valentina Torrealba, Deborah Carrasco, Camilo Venegas (reemplazo temporal de Linus Sánchez)
Diseño escenográfico y vestuario: Javier Pavez
Diseño iluminación: Nicolás Jofré
Audiovisual y fotografía: Nicolás Calderón
Diseño gráfico: Adrián Bais
Diseño multimedia y mapping: Julián Rudy
Sonido: Gonzalo Soto
Diseño sonoro y asistencia dirección: Camilo Venegas
Prensa: Claudia Palominos
Coproducción: Fundación Santiago Off
Producción general: Victoria Iglesias
Financia: Fondo de Artes Escénicas Mincap

Centro Cultural Matucana 100
Sala Patricio Bunster
Jueves y viernes, 19:30; sábado y domingo, 18:30 horas.
Entrada general $ 7.000; jueves popular, $ 5 000; estudiantes y personas mayores, $ 4.000.
https://ticketplus.cl/events/vigilantes.
Duración: 90 minutos
+14.
Hasta 21 diciembre 2025.