Buena reflexión aporta Carla Cordua con Apuntes al margen (Editorial Universidad Diego Portales), con textos, sugerencias e impresiones rescatadas de la lectura de rutas y libros “que invitan a poblar los márgenes blancos y vacíos de sus páginas con ocurrencias del momento”.

Por Marcel Socías Montofré

Suele suceder con los libros antiguos o de segunda mano donde a veces aparecen pequeñas anotaciones al margen.

Reflexiones. Dudas. Respuestas.

Incluso párrafos subrayados por quien o quienes nos antecedieron en su lectura.
Se configura así un mosaico de visiones alternativas y hasta superpuestas –como un palimpsesto existencial- de un libro que también es biografía y bibliografía. Pensamientos. Escuchar al otro tanto como escucharse a sí mismo.

Leer al otro para escribir y describirse a sí mismo.

“Son estos espacios de mis libros –comenta Carla Cordua- los que desde siempre y para nada iba yo poblando de apuntes; ahora van aquí algunos que se me presentaron como si pudieran vivir por su cuenta”.

Por cierto, Carla Cordua es Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales (2011), además de autora de títulos como “Wittgenstein: Reorientación de la Filosofía”, “Sloterdijk y Heidegger: La recepción filosófica” y “Partes sin todo”, entre otros aportes.

Caleidoscopio

Por lo mismo es que la lectura de “Apuntes al margen” resulta algo muy parecido a la vuelta al mundo en 139 páginas. ¿La temática? Precisamente, un mundo de tópicos. Con una visión profundamente humana de la existencia.

Por ejemplo y a propósito de una “Lección simple e ilustrada” -en la página 26-, “eso era lo que el jefe indígena quería enseñar a sus nietos. Les contaba cómo todas las personas tienen dos lobos, uno del resentimiento, la mentira y la maldad; el otro, el de la bondad, la alegría y la esperanza. Uno de los niños preguntó: ‘¿Cuál de los dos ganará?’. El abuelo contestó: ‘El que ustedes alimenten’”.

O a propósito de “Terapias”, en la página 55, genial constatación de que “son numerosísimas: se extienden de lo sublime a lo banal y suelen incursionar en lo cómico; desde el pensamiento libre validado por sus aplicaciones, desde lo creado desinteresadamente a sus imprevistas aplicaciones”.

“Comenzando por la filosofía como terapia (Wittgenstein) -recuerda Carla Cordua-, pasando por el arte enfocado según sus posibilidades serviles (de Botton y Armstrong), arrastra a la medicina cuando se ofrece como terapia para consolar la calvicie”.

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Cruzar la calle

¿La idea del libro? Simplemente compartir ruta, lectura y especialmente algunos consejos para respirar mejor. Como esos libros que acompañan junto a la mesa de luz por las noches, camino al trabajo por el día, la academia, por la calle o leyendo en un parque.

Para saber y constatar que “ayudarle al mundo es siempre no sólo posible, sino también beneficioso para algunos, aunque no sepamos cómo se hace ni cuándo pudiera venir el caso, nos pone al menos del buen lado para empezar. Al ponerlo así, conviene que la ayuda ofrecida no sobrepase nuestras fuerzas” (Pág. 86).

O hablando acerca de Hannah Arendt y “La Violencia”, en la página 98: “con la porfía moral y las convicciones idealistas que la caracterizan, quiso convencernos de que el poder y la violencia eran contrarios, sosteniendo que donde rige absolutamente el poder, la violencia falta”.

“Se refiere, naturalmente, al poder político en el sentido en que ella define esta realidad, un sentido exigente y selecto que se parece poco al estado político de la edad moderna. Se trata de un ideal sugerente cuyo examen resulta instructivo por las diferencias que lo separan de la situación vigente”, explica Carla Cordua en la página 99.

“Que poder y violencia se amenazan mutuamente es verdad, que se excluyen no lo es”, se explaya la autora en la página 100.

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Sugerencias

La lectura de Apuntes al margen no es fácil. Honestidad obliga. Se requiere de mucha bibliografía confesa y especialmente de mucho sentido de humanidad. Escribir por cariño y conocimiento. Rescatar lo medular de lo menos importante, aunque sin restarle importancia a tema alguno.

Como en la página 118 hablar de “Neruda y Borges” y recordar que “en una entrevista efectuada en Chile el año 1973 Neruda declara el aprecio que le tiene tanto a la persona del escritor argentino como a su escritura. El periodista le recuerda al poeta que, según la opinión del público, Neruda es un antagonista del argentino”.

Neruda contesta: “Tenemos diversas orientaciones. Se puede luchar pacíficamente. Pero tengo otros enemigos… no los escritores. Borges no es mi enemigo… Es un gran escritor y los pueblos de habla hispana están muy orgullosos de que exista Borges. Antes de que existiera Borges, teníamos muy pocos escritores que pudieran soportar una comparación con los escritores europeos” (Pág. 119).

Sobrevivir

Precisamente, de eso se trata. De “Sobrevivir”. Para eso leyendo en la página 128: “Heidegger vio a la filosofía de su tiempo ocupada en el vano esfuerzo de sobrevivir a su suicidio. Mientras solo se trata de rematar a la metafísica después de Marx, Dilthey, Nietzsche y Husserl, todo pueda parecer todavía más o menos en regla”.

“En particular -añade Carla Cordua-, como la fenomenología procede a las matemáticas, quién no considerará obvio por un rato que ella no puede representar un peligro para el rigor filosófico.” (Pág. 128)

En fin. Tópicos no faltan en el libro de Carla Cordua, como “La otra inmortalidad”, en la página 138: “la inmortalidad ya no es un don, ya no es compartida con todos los miembros de la especie, como fue. Ahora el que decide hacerse inmortal sólo podrá conseguírselo si está decidido a morir en el intento”.

“¿De qué inmortalidad se trata en este caso derivado del primigenio? De la de los héroes y los genios creativos originales cuyos actos, cuyas obras, son reputados inolvidables”, comenta Carla Cordua en la página 138.

Sin duda, esa inmortalidad de agradecer en los Apuntes al margen. Siempre imprescindibles.

Como en la página 139: “El inmortal figurado piensa que estará allí cuando todos quienes vivieron el mismo tiempo ya no estén allí. Sin rencor hacia los vivos como tales, que no son sus rivales, busca la compañía de aquellos inmortales que le precedieron, a los que él mismo llegará a pertenecer algún día, los hombres de tiempos pasados cuyas obras agradece y admira.” (Pág. 139).

Como leer a Carla Cordua. Se agrede ese sentido de escribir para trascender.

UDP

Apuntes al margen

Carla Cordua
Editorial Universidad Diego Portales