El machismo no sólo está en acciones evidentes, sino que también en pequeños momentos y conversaciones cotidianas que muchas veces pasan desapercibidas.

En el Día Internacional de la Mujer, la columnista de Huffington Post, Carlota Ramírez, enumeró una serie de frases que escuchamos día a día y que -sin que nos demos cuenta- perpetúan la desigualdad entre hombres y mujeres.

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Para ello, se apoyó de las doctoras en ciencia política españolas Máriam Martínez-Bascuñán y Tània Verge, quienes entregaron su visión en torno a cada una de estas afirmaciones.

1.- “Yo no soy machista ni feminista”

“Lo contrario del machismo no es el feminismo, si alguien quiere posicionarse a favor de la igualdad debe declararse feminista”, comentó Martínez-Bascuñán, aclarando que el feminismo no busca la superioridad, sino que la igualdad.

Según explica la autora, incluso la Real Academia Española (RAE) define al machismo como la “actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres” y al feminismo como una “ideología que defiende que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres”.

En este sentido, ella explica que no se trata de un movimiento “anti-hombres”, ni “lo mismo que el machismo pero al revés”, sino que la búsqueda de la igualdad de derechos.

2. “Las mujeres también tienen privilegios, como entrar gratis a la disco”

“Esta frase es el reconocimiento puro de que se asume que la mujer es un objeto decorativo, y además se le considera un privilegio… No hay nada más machista que la objetivación. Cuando dejas de ver personas, las instrumentalizas y ya no hay sujeto, sino objeto”, dice Martínez-Bascuñán.

De hecho, el que una mujer pueda entrar gratis a una discoteque y un hombre no, es “una expresión más de la desigualdad de género que estructura nuestra sociedad”, y cuando se le considera “privilegio”, es una “muestra de hasta qué punto tenemos interiorizado ese machismo que es incapaz de hacernos ver cómo funcionan los mecanismos de ‘objetivación’ que afectan a las mujeres”.

Con esto coincide Verge, quien recuerda que “cuando no pagas por el producto, el producto eres tú”.

3. “No tendría que molestarles que las piropeen en la calle ¿Cómo les va a molestar que las hagan sentir lindas?”

Martínez-Bascuñán, dice que si bien “a todo el mundo le gusta sentirse lindo”, no es esa la pregunta que debemos hacernos. Lo correcto debiera ser preguntarnos: “¿Por qué esos piropos recaen sistemáticamente sobre las mujeres?”.

Tanto ella como Verge recuerdan que estos “piropos” muchas veces llegan al acoso y perpetúan “esa imagen de la mujer como objeto antes que sujeto”.

En este contexto, el pensamiento de que “ellos son sujetos y ellas objetos” es una muestra grave de desigualdad.

4. “Ustedes creen que todos los hombres son maltratadores en potencia”

Afirmaciones como ésta minimizan el problema de la violencia contra la mujer. La hace ver como casos aislados. Es “no saber entenderlo como problema estructural”, afirma Martínez-Bascuñán.

La profesional explica que para comprender la violencia de género es necesario “mirar al contexto social que nos rodea o que los hace posibles y acepta socialmente”, entendiendo que es grave por “su carácter sistemático” que lo lleva a convertirse en “práctica social”.

“Una mujer siempre tiene más razones para temer: si va sola por la calle, si hace dedo”, señala la experta, añadiendo que esto “tiene que ver con la persecución directa de las mujeres”.

“Tiene que ver con el conocimiento diario de las mujeres que están más expuestas que los hombres a sufrir perjuicios como el abuso, violación o la propia violencia”, enfatiza.

5. “La lucha feminista no me afecta porque soy hombre”

“Este sistema perjudica de mayor manera a las mujeres, pero nos afecta a todos”, dice Verge.

En tanto, la autora de la columna señala que “el patriarcado crea estereotipos y roles de género que se instalan en las sociedades arraigándose de manera que es muy difícil acabar con ellos” y esos estereotipos también afectan a los hombres.

Además, las cientistas políticas especifican que “la lucha contra el machismo no se reduce al acoso o a la bofetada”, sino que es algo mucho más profundo, donde incluso recaen estereotipos y clichés, que fortalecen la idea de la desigualdad y muchas veces, llevan a situaciones graves como la violencia.

6. “Las cuotas discriminan a los hombres”

“Lo que hay es una falacia de la idea de meritocracia. Las cuotas garantizan unos porcentajes mínimos y máximos de mujeres y de hombres, reflejando la composición de la sociedad”, opina Verge, añadiendo que varias instituciones “han definido la infra-representación de las mujeres como un déficit democrático intolerable”.

7. “El lenguaje no sexista es una tontera”

Verge afirma que “el lenguaje crea imaginarios”, y por lo mismo es importante que sea inclusivo. Al siempre generalizar las cosas en masculino, muestra que los hombres son más importantes.

Además, dentro del lenguaje sexista hay expresiones que perpetúan el machismo. Por ejemplo: “Lloras o juegas como niñita”, o el hecho de que términos como “perra” para referirse a una mujer tengan una connotación negativa, mientras que la misma palabra en masculino no la tenga.