Al menos siete presuntos miembros del grupo Estado Islámico (EI) y dos policías murieron este lunes en un tiroteo en Diyarbakir (suroeste), el incidente más grave en suelo turco desde que el gobierno de Ankara se unió el año pasado a la coalición contra los yihadistas.

El tiroteo tuvo lugar de madrugada, cuando unidades de la policía aniterrorista tomaron por asalto varias casas del centro de esta gran ciudad turca de mayoría kurda buscando a yihadistas.

El incidente llega a menos de una semana de las legislativas anticipadas del 1 de noviembre y dos semanas después del doble atentado suicida del 10 de octubre atribuido al EI que dejó 102 muertos en Ankara, en el marco del recrudecimiento de los enfrentamientos entre fuerzas de seguridad turcas y rebeldes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).

Según un responsable de los servicios de seguridad locales, los yihadistas empezaron a disparar cuando las fuerzas de seguridad entraron en las casas donde se refugiaban.

Dos policías murieron por la explosión de bombas colocadas cerca de dos de las viviendas que fueron rodeadas y otros cuatro resultaron heridos en un tiroteo que duró al menos dos horas, indicó la agencia progubernamental Anatolia.

También murieron siete presuntos miembros del EI, dijo a la AFP un responsable de los servicios de seguridad que no quiso identificarse.

La policía detuvo además a tres personas durante la operación, según la misma fuente.

Durante la mañana los artificieros seguían registrando el barrio para buscar posibles bombas, indicó un periodista de la AFP en el lugar.

Las autoridades turcas consideran al Estado Islámico como principal sospechoso del doble atentado suicida que dejó 102 muertos y más de 500 heridos en la estación central de trenes de Ankara, en medio de una muchedumbre de militantes de izquierda y favorables a la causa kurda que iban a manifestarse contra la reanudación del conflicto.

Tregua rota

El pasado 20 de julio hubo un ataque suicida similar, también atribuido al EI, en Suruç, en la frontera con Siria, en el que murieron 34 activistas prokurdos.

Tras el atentado, el PKK decidió retomar su campaña de violencia contra la policía y los soldados turcos y acusó al gobierno islamoconservador de no proteger a la población kurda de Turquía.

Los atentados y los bombardeos en represalia de las autoridades turcas han roto definitivamente el proceso de paz que había empezado en 2012 en este conflicto que dura ya desde 1984.

Las autoridades turcas han sido acusadas de indulgencia con los movimientos más radicales que luchan contra el régimen sirio, su principal enemigo.

Cuatro días después del atentado de Suruç y tras un incidente en la frontera entre soldados y yihadistas, las autoridades turcas atacaron por primera vez posiciones del EI en Siria. Desde entonces Turquía forma parte oficialmente de la coalición antiyihadista liderada por Estados Unidos.

Desde el atentado de Ankara, la policía turca ha multiplicado las detenciones de yihadistas y cuatro ya han sido inculpados y encarcelados, indicó el fiscal.

Uno de los dos kamikazes del atentado de Ankara ha sido identificado como Yunus Emre Alagöz. Se trata del hermano del presunto autor del atentado de Suruç, un hombre que habría luchado con el EI en Siria y formaría parte de un grupo yihadista instalado en la ciudad conservadora de Adiyaman, en el sur de Turquía.

La policía teme nuevos atentados antes de las elecciones del 1 de noviembre, cruciales para el partido del presidente Recep Tayyip Erdogan, en el poder desde hace 13 años, y que espera recuperar la mayoría que perdió en los comicios del 7 de junio.