La enfermedad de Parkinson es un desorden neurodegenerativo, crónico y progresivo que afecta a una región del sistema nervioso central responsable de controlar y coordinar los movimientos y el tono muscular.

Como consecuencia de la enfermedad se produce la muerte de las neuronas dopaminérgicas y por tanto la disminución de los niveles de dopamina, apareciendo los trastornos característicos de la enfermedad: rigidez o aumento del tono muscular, temblor en reposo, lentitud de movimientos, trastornos posturales, ansiedad, depresión y demencia, entre otros.

En la actualidad, los tratamientos existentes están enfocados al tratamiento de los síntomas pero ninguno de ellos ha demostrado tener un beneficio ni para curar la enfermedad ni para detenerla.

Desde hace varios años, un grupo de científicos españoles dirigidos por Ana Pérez-Castillo (Instituto de Investigaciones Biomédicas, UAM-CSIC, CIBERNED) ha centrado sus investigaciones en el estudio de los mecanismos moleculares que subyacen a la neurodegeneración asociada a daño cerebral y a enfermedades neurodegenerativas, fundamentalmente enfermedad de Parkinson, así como al análisis de posibles nuevos tratamientos para este tipo de enfermedades.

En el año 2011, con la colaboración del grupo de Ana Martínez del Centro de Investigaciones Biológicas (CSIC), dicho grupo fue el primero en descubrir que la inhibición farmacológica de la proteína fosfodiesterasa 7 (PDE7) protegía a las neuronas dopaminérgicas, disminuyendo notablemente la inflamación característica de esta enfermedad y mejorando por tanto los síntomas motores propios del párkinson.

Recientemente este grupo de investigación ha validado PDE7 como futura diana terapéutica de gran valor para el desarrollo de nuevas terapias. En esta ocasión los investigadores, mediante el uso de partículas virales, consiguieron la inhibición génica de PDE7 en modelos in vitro e in vivo de enfermedad de Parkinson, confirmando así su valor terapéutico.

Efecto neuroprotector y antiinflamatorio

Los investigadores no solo han demostrado el potente efecto neuroprotector y antiinflamatorio que se produce como consecuencia de la inhibición de PDE7 sino que, tal y como acaban de publicar en la revista Stem Cells Translational Medicine, la inhibición de PDE7 promueve la formación de nuevas neuronas dopaminérgicas en animales hemiparkinsonianos.

(Las neuronas dopaminérgicas (A) degeneran y mueren como consecuencia del párkinson (B). La inhibición de la proteína fosfodiestesara 7 ha demostrado ser y eficaz para proteger dichas neuronas. Esta inhibición promueve la formación de nuevas neuronas dopaminérgicas (C). / UAM)

Estos resultados también se obtuvieron in vitro con precursores dopaminérgicos procedentes del mensencéfalo ventral de embriones de rata.

“Parece, por tanto, que la inhibición de esta proteína controla la regulación de la neurogénesis endógena, fomentando así la formación de nuevas neuronas dopaminérgicas, y contribuyendo a la neuro-reparación del tejido afectado como consecuencia del desarrollo de la enfermedad”, afirman los investigadores.

“Esto confiere a esta posible diana terapéutica un gran valor a tener en cuenta en el desarrollo de futuros tratamientos del párkinson. En resumen, la inhibición de PDE7 no solo actúa como neuroprotector y anti-inflamatorio sino que también podría suponer un método eficaz para reemplazar la pérdida de neuronas dopaminérgicas en enfermos de párkinson”, agregan.

Las investigaciones han sido lideradas por Jose A. Morales-García del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Neurodegenerativas (CIBERNED) bajo la dirección de Ana Pérez-Castillo del Instituto de Investigaciones Biomédicas A. Sols, Campus Internacional de Excelencia UAM-CSIC y miembro de CIBERNED. El estudio contó con la colaboración de Ana Martínez del Centro de Investigaciones Biológicas (CSIC) y Ángel Santos de la Facultad de Medicina de la UCM.