La ONU “puso fin” a su apoyo al Ejército congoleño con vistas a una ofensiva contra los rebeldes hutus ruandeses en el este de la República Democrática del Congo (RDC) después de que se cumpliera el plazo para que Kinshasa reemplazara a dos controvertidos generales.
“El plazo de dos semanas inicialmente otorgado” para separar a esos generales acusados de abusos por la ONU, “ha expirado” y la Monusco (Misión de la ONU en la RDC) “puso efectivamente fin a su apoyo a las FARDC” (fuerzas gubernamentales), explicó el sábado una fuente de Naciones Unidas que pidió mantener el anonimato.
“La etapa siguiente”, agregó, “es el envío de cartas formales a las autoridades congoleñas competentes, concernientes al fin del apoyo a las FARDC paras las operaciones anti-FDLR (Fuerzas Democráticas de Liberación de Ruanda), lo que ocurrirá el fin de semana”, agregó.
Se trata de una nueva pulseada entre la ONU y el gobierno congoleño en torno a la ofensiva anunciada por Kinshasa contra los rebeldes ruandeses, que aún no ha comenzado en el terreno.
El gobierno dejó pasar la fecha límite del 13 de febrero fijada por la ONU para reemplazar a dos generales que iban a cumplir un papel clave en esa ofensiva. La ONU acusa a esos dos militares de haber violado los derechos humanos y las normas de la ONU prohíben a los cascos azules ayudar a unidades militares en esas condiciones.
Kinshasa explicó que para apartarlos de sus cargos, era necesario que los generales Bruno Mandevu y Sikabwe Fall “tuvieran una condena” de la justicia militar, lo que no es el caso.