Al menos 32 personas murieron en ataques en Bagdad este sábado, horas antes de que se levantara el toque de queda nocturno vigente en la capital desde hace años.

Esta restricción nocturna, que en los últimos tiempos entraba en vigor a medianoche hasta las 05H00 de la mañana, se inscribía en una política dirigida a reducir la violencia en la capital, al limitar los desplazamientos durante la noche.

Aunque Bagdad parece al abrigo de una ofensiva de los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI), que se apoderaron de extensas zonas del territorio iraquí, suele ser escenario de atentados, sobre todo contra la comunidad chiita y las fuerzas de seguridad.

El atentado más sangriento tuvo lugar el sábado en un restaurante del barrio Bagdad al Jadida (este) en torno a las 11H00 (08H00 GMT). Un suicida detonó el cinturón de explosivos que llevaba, con un saldo de al menos 23 muertos y más de 40 heridos.

Otro ataque causó al menos nueve muertos y 28 heridos en un centro comercial en el corazón de la capital iraquí.

Pese a la frecuencia de los ataques en Bagdad, el primer ministro iraquí, Haider al Abadi, había ordenado el levantamiento del toque de queda nocturno a partir del sábado a medianoche (21H00 GMT), para restablecer en la medida de lo posible la normalidad pese “a la guerra”.

El toque de queda, en vigor tras la invasión liderada por Estados Unidos en 2003, sirvió de poco para frenar los atentados mortales en la capital, perpetrados durante el día para causar el mayor número de víctimas.

Según un comunicado de su oficina, Abadi ordenó además la reapertura de calles importantes de la capital “para facilitar la circulación de los ciudadanos” y que los barrios de Azamiya y Kazimiya (norte) sean “zonas desmilitarizadas”.

Los retenes del ejército y de la policía en Bagdad causan atascos, lo cual acaba exasperando a la población.

Fosa común de yazidíes

En el norte y el oeste del país, donde el ejército y las fuerzas kurdas intentan apoderarse de las zonas conquistadas por los yihadistas del EI, se halló una nueva fosa común con los restos de 23 hombres de la minoría yazidí, informó el portavoz del Ministerio de los Mártires de la región autónoma del Kurdistán iraquí, Fuad Othman.

La fosa fue abierta el viernes cerca de la aldea de Bardiyan gracias a la información facilitada por un vecino de la zona, añadió el portavoz.

Othman precisó que las víctimas murieron por impactos de bala y algunas estaban maniatadas.

El domingo pasado, los combatientes kurdos hallaron los restos de 25 yazidíes (hombres, mujeres y niños) en una fosa común situada más al sur, en el sector del Monte Sinjar, un bastión de esta comunidad.

Según Othman, decenas de cuerpos se hallan en otra fosa común en el sector de Hardan.

La minoría yazidí ha sido blanco de los yihadistas, que ejecutaron a hombres y secuestraron a cientos o miles de mujeres, vendidas como esposas a sus combatientes o convertidas en esclavas sexuales, según Amnistía Internacional.

El grupo extremista ha cometido numerosas atrocidades en los territorios bajo su control en Irak y en la vecina Siria.