Cerca de 700 variantes genéticas que contribuyen a definir la estatura de una persona fueron identificadas gracias a una amplia investigación científica internacional, en un avance que podría mejorar el tratamiento de ciertas enfermedades relacionadas con el crecimiento.

Unos 450 expertos estadounidenses, europeos y australianos, reunidos en el consorcio GIANT (Genetic Investigation of Anthropometric Traits), hicieron este descubrimiento al examinar el ADN de más de 250.000 europeos, según un estudio publicado en la revista científica británica Nature Genetics.

Se identificaron 697 variantes genéticas en más de 400 regiones del genoma implicado en la estatura, es decir, el triple de las conocidas hasta ahora.

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“Ahora podemos explicar alrededor de un 20% de la herencia de la altura, contra 12% hasta ahora”, comentó Tonu Eskio, del Hospital de Niños de Boston, uno de los autores del estudio.

Estudios precedentes ya demostraron que la talla de los individuos depende en un 80% de factores hereditarios y en un 20% de factores relacionados con la alimentación y el medio ambiente.

Para Tim Frayling, profesor en la universidad británica de Exeter, los trabajos realizados podrían tener, más allá de “la satisfacción de la curiosidad científica”, un “impacto real sobre el tratamiento de enfermedades que pueden relacionarse con la estatura, como la osteoporosis, el cáncer o las enfermedades cardíacas”.

Según los estudios publicados, una gran estatura podría implicar un incremento del riesgo de sufrir cáncer de seno o de próstata, y un riesgo menor de padecer enfermedades cardiovasculares.

Pero los trabajos del consorcio también podrían “tranquilizar a los padres inquietos al ver que sus hijos no crecen como esperaban. La mayor parte de esos niños simplemente heredaron una gran cantidad de genes de ‘talla pequeña’”, asegura Frayling.