Las grandes potencias del G20 acordaron este sábado en Moscú dar prioridad al crecimiento a corto plazo, relegando a un segundo plano la disciplina presupuestaria, debido a la debilidad de la economía mundial.
Los ministros de Finanzas y los presidentes de los bancos centrales de los países desarrollados y emergentes, reunidos desde el viernes en Moscú para preparar la cumbre del G20 de San Petersburgo en septiembre, estiman que “la economía mundial sigue siendo demasiado frágil y desigual”, según su comunicado final.
En el marco del plan de acción que será definido durante la cumbre de San Petersburgo, los países del G20 acordaron el sábado que la “prioridad a corto plazo es impulsar el empleo y el crecimiento”.
Los países del G20 quieren “evaluar el ritmo y la composición” de los esfuerzos presupuestarios para reducir los déficits según las condiciones económicas de cada uno. Las estrategias de consolidación presupuestaria son necesarias en las economías avanzadas, pero sólo a “mediano plazo”.
Así, los ministros acordaron relegar a un segundo plano la disciplina presupuestaria, defendida firmemente por los países con superávit, como Alemania o China, mientras que otros países, como Estados Unidos o Francia, querían dar prioridad al crecimiento y al empleo.
Las otras pistas a seguir son también la reducción de la fragmentación de los mercados financieros, la unión bancaria en Europa, el reequilibrio del crecimiento mundial o el mantenimiento de políticas monetarias acomodaticias. Sobre este punto, a pedido de algunos países emergentes, el G20 pidió a los bancos centrales, y principalmente a la Reserva Federal estadounidense (Fed), actuar con tacto.
Según fue estipulado por el G20, los cambios futuros en las políticas monetarias seguirán siendo evaluados con cuidado y comunicados con claridad. Este tema era esencial para algunos países emergentes como Brasil y Rusia que, además de atravesar una desaceleración, se ven afectados por la política del banco central de Estados Unidos.
La Reserva Federal inunda de liquidez el sistema financiero, que se reinvierte masivamente en los mercados emergentes en donde los rendimientos son más altos. Pero el final anunciado de esta política de apoyo a la actividad provocó importantes retiros de capitales de las economías en desarrollo, socavando sus mercados financieros y afectando sus monedas.
El presidente de la Fed, Ben Bernanke, aseguró esta semana que la institución reducirá su apoyo a la economía unicamente cuando considere que la recuperación económica es lo suficientemente sólida.
Las grandes potencias señalaron también que apoyan completamente el plan de acción de la OCDE contra las estrategias fiscales utilizadas por multinacionales para evadir impuestos. Este plan de 15 puntos, presentado por la OCDE y auspiciado por Francia, Alemania, Gran Bretaña y Rusia, es calificado de “ambicioso”.
“Alentamos a todos los países interesados a participar”, añaden los países miembros de la organización. “La aplicación de estas medidas en un sólo país o en un grupo de países no dará resultados”, advirtió el jueves el ministro ruso Anton Silouanov.
Sin embargo, el G20 no establece un calendario claro. Si bien la OCDE quería actuar dentro de dos años, los ministros expresaron su deseo de tener “puntos de avance periódicos sobre el desarrollo de las propuestas y de las recomendaciones para la aplicación de los 15 puntos” del plan de la OCDE.