Esperado por todos los trabajadores en navidad y septiembre, se ha erigido como una tradición en muchas instituciones privadas, donde aún no es obligatorio.

Es el aguinaldo, dinero extra entregado a un creciente número de empleados con la finalidad de paliar los gastos propios de las festividades, como así también estimular la producción y, por qué no, retribuir el aporte de quienes finalmente dan vida a las empresas.

Sin embargo, el pago del aguinaldo cuenta con notorias diferencias cuando se trata del sector público en comparación con el privado.

Para el primero la cancelación del bono es obligatoria y se encuentra regida por la ley 20.313, que “otorga un reajuste de remuneraciones a los trabajadores del sector público, concede aguinaldos que señala y concede otros beneficios que indica”.

En este caso, los trabajadores se encuentran en su completo derecho de exigir la cesión del beneficio y denunciar el caso contrario en instancias como la Inspección del Trabajo.

En el sector privado en tanto, la asignación de aguinaldos depende de la voluntad del empleador. Igualmente, de ser entregado, puede recaer en forma de dinero efectivo o canje con centros comerciales.

No obstante, este ‘sobresueldo’ puede eventualmente convertirse en un compromiso pseudo contractual, siempre y cuando haya antecedentes de entregas en años anteriores, lo que transformaría su pago en una suerte de cláusula tácita.

Así lo señaló en el último período navideño el subsecretario del Trabajo, Bruno Baranda, quien llamó en aquel entonces a las empresas a ser generosas y reconocer el aporte genuino de sus contratados por la vía monetaria.

Las cifras

Según la Encuesta Anual de Compensaciones de la Consultora Mercer, que examinó a más de 200 compañías nacionales, el 60% de éstas entregará un bono de Fiestas Patrias a sus empleados.

El mismo sondeo establece que el promedio del aguinaldo que entregan las empresas encuestadas es de $120.000, realidad muy distinta cuando se piensa en la pequeña y mediana empresa, donde radica el 80% de la mano de obra en Chile y la entrega del aporte realmente es un gasto.

“Las Pymes tienen mayores dificultades con las compensaciones, debido a sus problemas estructurales y falta de recursos. La misión para ellos es luchar por leyes que los favorezcan, como por ejemplo sistemas tributarios que favorezcan tanto el emprendimiento como la flexibilidad laboral. Pero ese es un tema que le compete en mayor medida al mundo de la política”, esgrime el gerente general de la consultora Towers Watson, Gregorio De la Fuente.

Y tú, ¿esperas recibir aguinaldo para este 18 de septiembre?