Los combates marcaron una pausa este sábado por la noche en Alepo, en donde las tropas sirias lanzaron al alba una ofensiva para desalojar a los rebeldes de la segunda ciudad siria que seguía siendo sin embargo bombardeada por el ejército.

Un diluvio de fuego cayó este sábado al alba en esta metrópoli del noroeste del país de 2,5 millones de habitantes, bombardeada y ametrallada por los helicópteros del ejército sirio.

El ataque fue lanzado más de una semana después de la apertura de este nuevo frente el 20 de julio, luego de que el ejército retomara el control en Damasco al cabo de varios días de enfrentamientos contra los rebeldes del Ejército Sirio Libre (ESL).

Según un corresponsal de la AFP en el lugar, los rebeldes lograron frenar los primeros ataques del ejército en el barrio de Salahedin, bastión rebelde del suroeste de Alepo.

Intentaban tomar la comisaría del barrio de Salhin, situada en un cruce estratégico cuya conquista permitiría a los rebeldes conectar el barrio de Salahedin al de Sahur, también bajo su control, y así unir sus fuerzas.

Los rebeldes afirmaron que las fuerzas del régimen no progresaron y que perdieron tanques. Otro corresponsal de la AFP vio las carcasas de varios tanques y blindados así como los cuerpos de unos quince soldados y rebeldes.

Al menos 29 personas -diez soldados, ocho rebeldes y once civiles- murieron desde el comienzo de la ofensiva, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) que adelantó este sábado la cifra de 20.000 muertos desde que comenzaron las protestas contra Bashar al Asad en marzo de 2011, de los cuales 14.000 civiles.

“La ofensiva contra Salahedin se detuvo y logramos hacer retroceder al ejército hasta el barrio de Hamadaniye”, más hacia el oeste, afirmó a la AFP el coronel Abdel Jabar al Oqaidi, jefe del Consejo Militar de los rebeldes en Alepo.

Los disparos de artillería continuaban por la noche indicaron los rebeldes y el OSDH.

Se trata de los “combates más violentos desde que comenzó la revuelta”, según el OSDH, organización con sede en Gran Bretaña que obtiene sus informaciones de una red de militantes en el terreno.

El jefe de la oposición siria en el exilio pidió este sábado a los países “hermanos” y “amigos” que armen a los rebeldes y subrayó que el presidente Bashar al Asad debería ser juzgado por “las matanzas” de sirios.

“Queremos armas que nos permitan detener los blindados y aviones de combate” del ejército regular, declaró Abdel Baset Sayda, presidente del Consejo Nacional Sirio (CNS), principal grupo opositor, en conferencia de prensa celebrada en Abu Dabi.

El presidente del CNS anunció por otra parte que discutirá con los grupos rebeldes la idea de un Gobierno de transición, dirigido por una personalidad comprometida con la revolución desde el principio.

La intensidad de los bombardeos empujó a miles de habitantes de Alepo a huir de la ciudad, pulmón económico del país, para buscar refugio en los sectores en donde no hay combates.

Esta batalla es crucial para las dos partes del conflicto. “Para el régimen es una ciudad comercial en la que tiene muchos aliados, especialmente entre los hombres de negocios con los que cuenta para financiar una parte de su esfuerzo militar”, señaló Ignace Leverrier, un ex diplomático francés que estuvo destacado en Siria.

Para los rebeldes, añadió, controlar Alepo “es la clave” ya que “podrán garantizarse una zona protegida reclamada desde hace meses por la revolución siria para poder atender a los heridos y dar refugio a los desertores y a sus familias”.

Occidente contra Rusia

Varios países occidentales y la ONU expresaron su preocupación frente a la perspectiva de esta ofensiva. Washington evocó la posibilidad de una nueva “masacre” en este país que ya vivió 16 meses de violencia.

El presidente francés, François Hollande, pidió una intervención rápida del Consejo de Seguridad, y llamó a Moscú y a Pekín a tomar “en consideración que será el caos y la guerra civil” en Siria si no se pone un freno a Bashar al Asad.

Pero Rusia, aliado del régimen sirio, estimó que no era “realista” contar con que el régimen de Damasco se quede de brazos cruzados cuando los rebeldes “ocupan” Alepo, capital económica del país con 2,5 millones de habitantes.

“Estamos convenciendo al gobierno de que tiene que dar los primeros pasos, pero cuando la oposición armada ocupa ciudades como Alepo, donde otra tragedia se prepara según creo entender (…) no es realista contar con la aceptación del gobierno”, declaró el ministro ruso de Relaciones Exteriores Serguei Lavrov dejando en evidencia una vez más las divergencias con Occidente sobre la crisis siria.

Rusia advirtió además que no se plegará a las nuevas sanciones europeas que prevén la inspección de los buques sospechosos de transportar armas con destino a Damasco.

En todo el país la violencia dejó 150 muertos este sábado, según el OSDH.

La localidad de Muadhamiyat al Sham en la provincia de Damasco sufrió intensos bombardeos y enfrentamientos que dejaron 22 muertos.

En tanto, dos técnicos italianos que estaban desaparecidos desde hace una semana fueron liberados el viernes por el ejército sirio. Según Roma, fueron detenidos por la policía, mientras que para la agencia oficial Sana habían sido “secuestrados por grupos terroristas”.

Las autoridades sirias liberaron también a una checa que estaba detenida desde hace un mes sospechosa de apoyar a la oposición.

En la vecina Líbano los choques entre barrios alauitas partidarios de Asad y sunitas hostiles al régimen dejaron nueve heridos en Trípoli (norte).