El parlamento alemán dio este jueves luz verde al plan de rescate en la zona euro, mientras la ‘troika’ de acreedores de Grecia retornaba a negociar a Atenas, dos señales positivas sobre el compromiso de Europa para enfrentarse a la crisis de la deuda.

La perspectiva de entregarle dinero fresco a una Grecia exangüe es otro mensaje positivo, tras el aluvión mundial de críticas — en especial de Estados Unidos — a la gestión de la crisis por parte de los europeos.

Los diputados alemanes aprobaron este jueves, con clara mayoría, la ampliación del fondo de rescate anti-crisis de la Eurozona, del que Alemania será el principal contribuyente.

En este voto crucial, la canciller alemana Angela Merkel consiguió aunar a las tropas de su coalición, y a buena parte de la oposición.

“El Bundestag (Parlamento alemán) ha asumido sus responsabilidades ante Europa”, proclamó el ministro alemán de Relaciones Exteriores, Guido Westerwelle.

El economista Holger Schmieding, de Berenberg Bank, aludió a un apoyo “sólido como una roca” al euro. “Cuando se trata de lo importante, es decir, lo que Alemania va a hacer para proteger a la moneda única, hay un amplio consenso en favor del euro”, apuntó.

Los mercados financieros, que ya habían anticipado el resultado del voto, lo recibieron con indiferencia. Las principales plazas europeas, mediadas las sesiones del jueves, registraban pequeñas oscilaciones sin una clara dirección.

El euro, en cambio, se revalorizó respecto al dólar tras conocerse la noticia.

Con Alemania, primer constribuyente del fondo de rescate con 200.000 millones de euros de garantía, son ya 11 los países en haber ratificado el mecanismo, de los 17 de la eurozona. Los otros seis deben hacerlo en los próximos días o semanas.

La ampliación del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), que ya intervino en ayuda de Irlanda y Portugal, le otorga una capacidad de crédito de 440.000 millones de euros. También le permite comprar en el mercado secundario deuda de los países en dificultades, una tarea que hasta ahora se confiaba al Banco Central Europeo (BCE).

Al mismo tiempo, la “troïka” que agrupa a los tres grandes acreedores de Grecia — Unión Europea (UE), Banco Central Europeo (BCE), Fondo Monetario Internacional (FMI) — retornó este jueves a Atenas.

La “troika” tiene como misión comprobar que Grecia cumple con sus compromisos de rigor y, en este caso, dar luz verde para que se le entregue un tramo de 8.000 millones de dólares, parte del préstamo concedido al país en mayo de 2010 (110.000 millones).

Las conversaciones de los representantes de la “troika” y el ministro griego de Finanzas, Evangelos Venizelos, se iniciaron mediada la jornada del jueves en un local gubernamental de Atenas.

La decisión final sobre el pago de ese tramo — esencial para evitarle una quiebra a Atenas — debería adoptarse en el curso de una reunión de los ministros de Finanzas de la zona euro, el 13 de octubre, según el ministro alemán del ramo, Wolfgang Schauble.

Una opinión positiva de la “troika” sobre los progresos de Grecia sería muy bienvenida para implementar un segundo plan de ayuda a este país, decidido en julio pasado, por casi 160.000 millones de euros.

En Alemania, este segundo plan será sometido a un voto diferente en el Bundestag, aunque el resultado de la votación de este jueves es un augurio positivo.

Los responsables de la zona euro tenían la urgencia de enviar señales positivas al mundo financiero, tras las duras críticas del presidente estadounidense Barack Obama por los retrasos e indecisiones de Europa en afrontar su crisis.

Pero para evitar que se produzca un eventual contagio de la crisis, por ejemplo a Italia o a España, la zona euro podría verse obligada a tomar rápidamente nuevas medidas.

Entre ellas figuran, según especulan algunos analistas, un incremento de la ayuda europea mediante complejos mecanismos financieros, una quita parcial de la deuda griega o la creación de “eurobonos”, títulos comunes de deuda de los países miembros de la eurozona.