Más de 20 años después de la ejecución del dictador rumano Nicolae Ceausescu, pruebas de ADN confirmaron el miércoles que efectivamente es su cadáver el que fue enterrado en un cementerio de Bucarest, pese a las dudas de su hijo Valentin y de su yerno.

 Nicolae Ceausescu | Wikimedia Commons

Nicolae Ceausescu | Wikimedia Commons

Éstos habían conseguido que los cuerpos presentados como los de Nicolae Ceausescu y de su esposa Elena fueran exhumados del cementerio de Ghencea, en un barrio periférico de Bucarest, el pasado 21 de julio, para verificar su identidad.

El miércoles, el Instituto Nacional de Medicina Legal (INML) dio su veredicto, tras haber comparado muestras de ADN obtenidas del cuerpo del ex “conducator” rumano con los de su hijo Valentin y de su hermano.

“Estamos seguros de que los análisis de ADN realizados con su hermano y su hijo indican que se trata efectivamente de Nicolae Ceausescu” declaró a la agencia de prensa Mediafax el director del INML, Dan Dermengiu, refiriéndose al cuerpo exhumado en el cementerio de Ghencea.

Respecto a Elena, cuyo cadáver fue también exhumado en julio, Dermengiu aseguró que no había “suficientes elementos de comparación” para pronunciarse de momento, ya que las investigaciones se habían centrado especialmente en el ex dictador.

El INML presentará los resultados oficiales de las pruebas el jueves, según afirmó uno de sus responsables a la AFP.

El yerno de Nicolae Ceausescu, Mircea Oprean, ya dio a entender poco después de la exhumación que se inclinaba a “pensar que los restos son los de mis suegros”.

“Vi los cuerpos. Reconocí el abrigo oscuro de mi suegro. Tenía agujeros, igual que los pantalones”, contó Oprean, marido de la difunta Zoia, confirmando que se trataba de agujeros de balas.

Nicolae Ceausescu, que dirigió Rumanía con mano dura desde 1965 hasta el desmoronamiento de los regímenes comunistas de Europa del Este en 1989, nació en 26 de enero de 1918 en una familia campesina.

Después de la represión sangrienta de manifestaciones populares a mediados de diciembre de 1989 en Timisoara (oeste) y Bucarest — que dejaron en total 1.104 muertos–, el dictador huyó de la capital rumana en un helicóptero, el 22 de diciembre de 1989.

Ceausescu y su mujer fueron detenidos pocas horas después y tras un juicio sumario a puerta cerrada en un cuartel militar de Targoviste (este de Bucarest) murieron ejecutados por un pelotón de fusilamiento.

Por miedo a que sus tumbas fueran profanadas, las autoridades los habían enterrado de noche, tras su ejecución, bajo cruces que llevaban falsos nombres, según varios testimonios.

El nombre de los esposos fue luego añadido, y cada año, un puñado de nostálgicos del régimen de Ceausescu conmemora su muerte frente a su tumba del cementerio de Ghencea, visitada asimismo por numerosos turistas.

Oprean y Valentin Ceausescu cuidan con esmero la imagen del ex dictador. Por eso, según el abogado de Valentin, registraron hace dos años la “marca Ceausescu” e intentaron prohibir recientemente una obra teatral sobre él.