La brasileña Elisany Silva tiene 14 años, pelo castaño, ojos algo almendrados, gran belleza y unas largas piernas. Sin embargo, se hizo conocida por otro de sus atributos que la vuelve única en relación a sus pares: su estatura alcanza 2.06 metros, lo que la convierte en la adolescente más alta del planeta.

Elisany padece de gigantismo, una enfermedad hormonal provocada por una cuantiosa secreción de la llamada hormona del crecimiento antes de que la epífisis del hueso se cierre, lo que ha alargado excesivamente su cuerpo y la ha transformado en una verdadera curiosidad local.

Su historia recientemente fue dada a conocer por los medios de comunicación aunque, pese a la fama que ha obtenido durante los últimos días, su familia oriunda de Ajuruteua asegura que desde la infancia ha sido blanco de bromas y discriminaciones por culpa de su altura.

Tanto así, que incluso debió dejar la escuela pues llegó un punto en el cual no cabía dentro del bus escolar e incluso ha debido superar sus constantes migrañas y problemas físicos -como dormir mal por no caber en la cama o golpear su cabeza con los techos- por su peculiar condición.

Sin importar estas vicisitudes, Silva sueña con aprender del modelaje y algún día desfilar en una de las pasarelas tomando ventaja de su estatura, siguiendo los pasos de reconocidas maniquíes garotas como Gisele Bündchen o Adriana Lima.

Las razones, sin embargo, distan de ser frívolas: “Mis padres no tienen dinero suficiente para pagar un equipo médico que determine cuál es la enfermedad que sufro -además del gigantismo-, por eso quiero labrarme una carrera y hacerme famosa para ganar mucho dinero”, aseguró en declaraciones publicadas por Revista Qué.

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