Un tribunal de sentencia condenó a tres guatemaltecos a 163 años y cuatro meses de cárcel por el asesinato de tres niñas de 7, 8 y 12 años, crímenes que causaron conmoción y repudio en el país ya que los agresores eran familiares de las víctimas.

El Tribunal Primero de Sentencia emitió condena la noche del lunes al sentenciar a Áxel Noé Cho Aspuac, Luis Roberto Socoreque Mashán y Moroni Hared Silva Urbina, indicó la titular de la judicatura, Jassmin Barrios.

La jueza informó que las evidencias fueron suficientes para condenar a 50 años de prisión por cada uno de los asesinatos (150 años en total) y 13 años con cuatro meses por la agresión sexual cometida contra la mayor de las niñas, de 12 años.

El Tribunal también accedió a la petición de la Procuraduría General de la Nación y ordenó por concepto de responsabilidades civiles el pago de 12.500 dólares cada uno a la madre de las niñas, Aura Suruy, por los daños causados.

Los sentenciados por los asesinatos fueron absueltos de conspiración y asociación ilícita debido a la falta de pruebas aportadas por la fiscalía, comentó.

“Sé que no me van a devolver a mis hijas, pero al menos se hizo justicia y ya no lo van a volver hacer”, dijo a la AFP Suruy, una indígena de 37 años que tuvo siete hijos.

Cho Aspuac es el esposo de su hija mayor, Yessica Aracely, mientras que Socoreque Mashán es su primo y Silva Urbina está casado con una hermana del primer condenado.

El brutal asesinato se registró el 29 de mayo de 2009 en un camino boscoso de la aldea Chicamén, San Lucas Sacatepéquez, Sacatepéquez, unos 40 kilómetros al oeste de la capital guatemalteca.

El juicio comenzó el pasado 12 de abril y a la primera audiencia se presentó el embajador de Estados Unidos, Stephen McFarland, y activistas humanitarios como muestra de solidaridad, mientras que el pasado lunes asistieron las embajadoras de España y Francia, Carmen Díez Orejas y Michelle Ramis, respectivamente.