Benedicto XVI llamó a Honduras a retomar el camino institucional tras el golpe de Estado de junio en su mensaje de Urbi et Orbi, centrado además en la solidaridad con los emigrantes y que fue antecedido el jueves por la agresión de una mujer que lo hizo caer.

Papa Benedicto XVI

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Benedicto XVI apareció el viernes en buena semblante para impartir su bendición Urbi et Orbi desde el balcón de la basílica de San Pedro.

En su mensaje, el pontífice instó a la solidaridad con los emigrantes forzados a abandonar sus países “a causa del hambre, la intolerancia o el deterioro ambiental” y llamó a Honduras, donde en julio se produjo un golpe de Estado, a “retomar el camino institucional”.

El Papa parecía sereno y en buena salud, tras la agresión que sufrió el jueves antes de la Misa de Gallo, cuando una mujer, Susanna Maiolo, una ítalo-suiza de 25 años, “aparentemente desequilibrada”, saltó la barrera de seguridad, lo tomó por el cuello y lo derribó.

Pero Benedicto XVI, de 82 años, resultó ileso y pudo celebrar la eucaristía que excepcionalmente que comenzó, excepcionalmente, antes de la medianoche para evitarle fatigas en estas fechas de muchos compromisos.

El incidente también provocó la caída del cardenal francés Roger Etchegaray, de 87 años, que se quebró un fémur. La mujer que hizo caer al Papa el jueves declaró a los médicos que “no quería hacerle daño”, según indicó el viernes el diario La Repubblica en su sitio internet.

En su discurso Urbi et Orbi el Papa dijo que “la familia humana está profundamente marcada por la grave crisis económica, pero antes de nada de carácter moral y por las dolorosas heridas de guerras y conflictos”.

El pontífice envió un mensaje especial a Latinoamérica y en particular a Honduras, país que atraviesa una grave crisis política desde el golpe de Estado que derrocó en junio pasado al presidente Manuel Zelaya.

En Belén, ciudad natal de Jesús según los Evangelios, miles de cristianos palestinos y extranjeros celebraron la vigilia de Navidad, empañada como todos los años por las restricciones provocadas por la ocupación israelí.

La Misa de Gallo fue celebrada por el Patriarca latino de Jerusalén, Fuad Twal, en la iglesia franciscana de Santa Catalina, contigua a la basílica de la Natividad donde, según la tradición cristiana, nació Jesús.

Twal evocó, en presencia del presidente palestino, Mahmud Abas, “una tierra que sufre y espera”, y llamó a israelíes y palestinos a tratarse con respeto mutuo.

En plena celebración de Navidad, dos obispos irlandeses anunciaron este viernes que presentaron su dimisión al Papa, sumándose a la renuncia de otros dos religiosos, a raíz de un informe que acusa a la Iglesia católica de haber encubierto a obispos pedófilos que abusaron por años de decenas de niños.

Entretanto, dos tercios de Estados Unidos eran presa este viernes de un clima resueltamente hostil, con ventiscas, nevadas, lluvias e inundaciones que dificultaron los festejos navideños y a las que se les atribuyeron al menos 23 muertes, la mayoría en accidentes de tránsito.

El presidente norteamericano, Barack Obama, y su esposa, Michelle, rindieron homenaje a los soldados que, “lejos de sus familias”, “arriesgan sus vidas para proteger las nuestras”. Estados Unidos libra dos guerras, en Irak y Afganistán, contra los islamistas.

A su vez, la reina Isabel II rindió homenaje a los soldados del Reino Unido y de la Commonwealth desplegados en Afganistán y subrayó que el año 2009 había sido “difícil” para mucha gente debido a la crisis económica.

En Irak, los cristianos vivieron una vigilia de Navidad sumergidos en el temor a la violencia contra su confesión, la más antigua del país, víctima de una serie de atentados que en un mes dejaron cinco muertos y 45 heridos.

En Latinoamérica, los festejos navideños habían dejado el viernes 22 muertos en Paraguay, 20 en Guatemala y seis en El Salvador, en su mayor parte por accidentes de tránsito o armas de fuego.