Una treintena de personas, entre ellas varios comandantes de los Guardianes de la Revolución, murieron el domingo en un atentado suicida en una ciudad del sureste iraní, fronteriza con Pakistán.

Irán

Fuente: Agencia AFP | Imagen: Al Jazeera

Irán denunció un acto “terrorista” y acusó a Estados Unidos en este atentado, el más sangriento de los últimos años contra el cuerpo de élite de los Guardianes de la revolución, ejército ideológico del régimen.

Según fuentes iraníes, el grupo insurgente sunita iraní Yundalá (soldados de Dios) se atribuyó el atentado, que habría dejado entre 30 y 35 muertos, y decenas de heridos.

Previamente, el presidente del Parlamento iraní, Ali Larijani, acusó a Estados Unidos.

“Consideramos que las últimas acciones terroristas son producto de la acción de Estados Unidos y demuestran la animosidad norteamericana contra nuestro país”, declaró.

El presidente de Estados Unidos Barack “Obama había dicho que tendía la mano a Irán, pero con esta acción ha quemado sus manos. El pueblo iraní tiene razón en no creer en los cambios prometidos por el gobierno estadounidense”, añadió.

El atentado se produjo a las 08:00 horas locales (01:30 hora de Chile) en la ciudad de Pishin, en la frontera con Pakistán, cuando los comandantes de las Guardianes de la Revolución participaban en una reunión con los jefes tribales de la provincia de Sistan-Beluschitan para “reforzar la unidad entre chiítas y sunitas”, según la agencia iraní FARS.

Se trata de un atentado suicida, indicó por su lado la agencia de prensa oficial IRNA. “Un hombre que llevaba explosivos consigo los hizo estallar durante una reunión de los jefes tribales” de la provincia con los comandantes de los Guardianes de la Revolución, explicó la agencia.

Larijani confirmó por otro lado la muerte de los altos comandantes militares en un discurso pronunciado en el Parlamento y retransmitido por la televisión.

Después del ataque, los Guardianes de la Revolución emitieron un comunicado en el que acusan a “la opresión mundial de haber provocado a los elementos a su sueldo” para cometer el atentado.

El término “opresión mundial” se utiliza generalmente para designar a los paises occidentales, en particular Estados Unidos y Gran Bretaña.

Por su lado, el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Parlamento, Alaedín Borujerdi, también acusó a “Estados Unidos de estar detrás de los grupos terroristas, en particular del grupo (sunita Yundalá dirigido por Abdulmalek) Righi”, informó la agencia de prensa MEHR.

La población iraní es de 71 millones de personas, de ellas más del 90% chiítas. Pero la provincia de Sistan-Baluchistan, cercana a la frontera con Pakistán y Afganistán, alberga una fuerte minoría sunita.

Esta región es considerada como la provincia menos segura de Irán debido a la presencia de rebeldes pero también de traficantes de droga.

El grupo rebelde sunita Yundalá es generalmente acusado por las autoridades iraníes de llevar a cabo tales acciones armadas.

Este grupo reivindicó el atentado suicida que el 28 de mayo causó 25 muertos en la mezquita chiíta de Zahedan, capital de la región.

En febrero de 2007, un coche bomba estalló al paso de un bus de los Guardianes de la Revolución, dejando 13 muertos y unos treinta heridos también en Zahedán.