La ruta del jaguar: el curioso trabajo que sustenta a comunidades del humedal más grande del mundo

Créditos: Jaguar (Wikimedia Commons) | Domingo y caimán (Camila Mennickent | BBCL)

Viernes 21 julio de 2023 | Publicado a las 14:17 · Actualizado a las 16:41

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En la región de Pantanal, el humedal tropical más grande del mundo según WWF, se practican trabajos impensados dentro de las grandes urbes. La zona brasilera, de abundante biodiversidad animal y vegetal, sorprende no sólo por sus increíbles paisajes, sino también por sus personas y la estrecha conexión que empiezan a forjar con su entorno. "Matar los animales es matar el futuro nuestro", explica Bijú, protagonista de esta historia.

A unos 266 kilómetros de Cuiabá, capital del estado de Mato Grosso, en Brasil, los animales viven libres y conviven entre sí. Se trata del Parque Nacional do Pantanal Mato-Grossense.

En la región abundan más de 1.130 especies de mariposas, 650 aves, 230 peces, 120 mamíferos y 90 reptiles. La zona es única en el mundo y le valió el reconocimiento de la Unesco como Reserva de la Biósfera y Patrimonio Natural de la Humanidad.

Lo sabe Domingo, de 58 años. El hombre trabaja día a día en “El tour del Jaguar”. El desafío consiste en precisamente eso: avistar al felino y, por qué no decirlo, tal vez a más de uno.

Su lancha circula a lo largo del río Cuiabá, desde Porto Jofre. Según constató BioBioChile, en un viaje organizado por Embratur, para llegar se debe transitar hasta el final de la ruta Transpantaneira.

El camino, por sí solo, ya es un espectáculo rico en flora y fauna. Se pueden apreciar aves, capibaras e incluso caimanes. A medida que avanzan las horas, el paisaje cambia (ver fotos).

La ruta de Pantanal la componen 126 puentes, de estos, 120 ya han sido sustituidos por el Gobierno de Estado, con el fin de mejorar la accesibilidad a los parques y comunidades.

La ruta del jaguar: el curioso trabajo que sustenta a comunidades del humedal más grande del mundo
Camila Mennickent | BBCL
La ruta del jaguar: el curioso trabajo que sustenta a comunidades del humedal más grande del mundo
Camila Mennickent | BBCL
Flora y fauna de Pantanal, Mato Grosso.
Ruta Transpantaneira, Poconé (Mato Grosso) | Camila Mennickent (BBCL)

Cambio de rubro

A Domingo lo conocen como Bijú (se pronuncia Billú). En Brasil, cuentan sus habitantes, pesan fuerte los apodos.

Aprendió a navegar a los cinco años. Donde nació, en Puerto Brandão, no existen carreteras. Las embarcaciones eran parte esencial de la vida en comunidad. Creció junto a cinco hermanos. Hoy, uno de ellos también se dedica al turismo. Tiene una posada, donde aloja a quienes llegan a visitar la zona. Sus otros hermanos, en tanto, viven en Cuiabá. Pero su mamá no. Tiene 102 años y permanece en Brandão.

Bijú, lanchero en Pantanal.
Domingo (Bijú) | Camila Mennickent (BBCL)

A los 17, Bijú comenzó a trabajar en Pantanal. Dicho de otro modo, lleva más de la mitad de su vida recorriendo las aguas y familiarizándose con las especies que habitan el humedal. Antes, eso sí, se dedicaba a la pesca y su comercio, pero cuenta que la alta producción de soya en el Estado, trajo agrotóxicos a las aguas, a lo que se sumó la construcción de la Hidroeléctrica Usina de Manso. Todo esto derivó en que el afluente disminuyera, al igual que los peces.

Hidroeléctrica Usina de Manso, Mato Grosso.
La Hidroeléctrica Usina de Manso se emplaza en el río Manso, principal afluente del río Cuiabá | Camila Mennickent (BBCL)

La guía de la operadora de turismo Pantanal Partners, María Neide, coincide con Bijú. Es más, asegura que la población de peces disminuyó en un 80% desde que se instaló la central, en el año 2000.

En Mato Grosso, la sustentabilidad está alcanzando cada vez más las esferas políticas y del nivel empresarial. Sin embargo, personeros de ambos espacios concuerdan en que estos cambios deben ir de la mano con el apoyo a las comunidades locales que trabajan precisamente con su entorno.

El secretario de Turismo de Mato Grosso, Felipe Wellaton, explica a BioBioChile que en la zona se acaba de aprobar una ley que prohíbe la pesca predatoria en todos los ríos y cuencas del Estado. Por lo anterior, garantiza, los esfuerzos actuales se concentran en la capacitación.

“Preparar a pescadores artesanales como guías de turismo, para manejar lanchas y trabajo de desarrollo local a través de la piscicultura, junto con las colonias (…) y (así) crear otras fuentes de renta, junto al turismo”, complementa.

Flora y fauna de Pantanal, en Mato Grosso
De izquierda a derecha: Capibara, Tuyuyú, Caimán yacaré | Camila Mennickent (BBCL)

La labor se realiza junto a distintas entidades, entre ellas el Servicio Brasileño de Apoyo a las Micro y Pequeñas Empresas (Sebrae), que cuenta con reparticiones en cada Estado del país. Así lo detalla la directora superintendente de la sede mato-grossense, Lélia Brun.

“Sebrae Mato Grosso desarrolla soluciones para conectar todas esas cadenas: hotelera, gastronómica y receptoras de turismo. Nuestro foco está en la capacitación para juntar todos estos actores relacionados con el turismo, (orientando) el trabajo al desarrollo sustentable”, indica.

Las metas, eso sí, son de corto, mediano y largo plazo.

Por su parte, la coordinadora de Diversidades, Afroturismo y Pueblos Indígenas de Embratur, Tania Neres, enfatiza en la importancia de que estos puestos de trabajos sean ocupados por gente de las tres comunidades de Mato Grosso: indígena (nativos), ribeirinha (mixtura de portugueses y otros emigrantes) y quilombola (descendientes de africanos que arribaron al país como esclavos).

“Necesitamos que ganen dinero en su comunidad, para que no tengan que salir de su comunidad (y) perder su historia, su esencia y ancestralidad por la urbanización o modernidad. No hay necesidad”, recalca.

La labor de Tania es empoderar a las comunidades y echar por tierra la minorización que vive la población negra. Plantea que la discriminación es fuerte, aún cuando junto a los pardos (mestizos) conforman la mayor parte de los habitantes del país. Ella misma lo ha sufrido. En carne propia.

En búsqueda del jaguar en Pantanal

Una vez que dejó la pesca como su principal fuente de ingreso, Bijú comenzó a trabajar en el tour del jaguar. En Pantanal existen dos especies: la onça pintada y la onça parda.

Pese a contar con hábitos nocturnos, el felino se deja ver durante el día. La temperatura influye. Conocedores de sus costumbres, explican que con el frío tienden a esconderse más. Son carnívoros y pueden vivir entre 30 y 40 años. En cautiverio pueden llegar a los 50.

A largo del río se les observa en cualquier época del año, pero entre mayo y octubre —meses de sequía— los animales salen en busca de agua y comida, facilitando así su avistamiento.

“Hace unos 10 años teníamos muy pocos jaguares, porque los jaguares atacaban a las vacas, a los perros… Entonces (los lugareños) tenían la creencia de que debían matarlos. Eso ha cambiado de unos 10 años para acá, porque ha sido creada una ley sobre la preservación ambiental de los animales salvajes. Hoy está estrictamente prohibido”, argumenta la guía con más de 30 años de experiencia, María.

“Ahí está tu futuro”

Bijú piensa que la visión que existía del felino cuando él era pequeño, es diametralmente distinta a la que hoy abunda en la comunidad. Actualmente, ven al jaguar como el futuro de su generación. En simple, el turismo del que vive depende de su conservación.

“Si uno se hace guía de turismo o conductor de lancha, que es una buena profesión, todo depende de que los animales vivan aquí“, reconoce Bijú.

Videos cortesía de Eduardo Tieppo (Instagram: @eduardo_tieppo). Avistamiento de jaguar en Porto Jofre

María detalla que hace 15 años era muy difícil ver onças. Podían pasar horas, hasta días para encontrar a una sola. Hoy, el panorama es distinto (ver video). En un mismo paseo pueden llegar a avistarse hasta cuatro. ¿El motivo? Una mezcla de factores. Considera que se debe a la penalización de su caza, el cambio de percepción en la comunidad y el trabajo de la ONG Panthera, que vela por su conservación desde 2014.

“Matar los animales es matar el futuro nuestro… Para mí y para muchas personas el futuro está allí, en los animales, en preservarlos”, afirma el conductor de lancha.

No le dan miedo los jaguares. Recuerda que hace un tiempo se topó de frente con uno. Era un día de lluvia. En medio de la humedad y el nerviosismo, se quedó quieto y el felino no le hizo daño.

La ruta del jaguar: el curioso trabajo que sustenta a comunidades del humedal más grande del mundo
Jaguar de Pantanal (Wikimedia Commons) | Bijú (Camila Mennickent | BBCL)

Tras más de 41 años trabajando en el río Cuiabá, Bijú reconoce que la emoción de encontrar a uno, sigue intacta.

“Cuando avistamos un jaguar es una gran emoción para los turistas, pero también para nosotros, ni te cuento cuando hay una pelea del jaguar con el yacaré o la capibara… Y cuando no aparecen los animales, los turistas vuelven cabizbajos y nosotros también”, reconoce.

De las palabras del hombre se desprende una profunda certeza. Cree que transmitir el respeto a la naturaleza es clave. Una enseñanza que incluso debe permear lo generacional.

“Yo le digo a los más jóvenes, incluso a mi nietito (4), que nunca vio al jaguar, lo voy a traer a que lo vea y a decirle “consérvala, porque ahí está tu futuro”“, confiesa.

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