Senadora Jacqueline van Rysselberghe:

Hoy por la mañana (7 de julio) escucho por la radio declaraciones suyas que apelaban a no complicarle la vida a las y los adictos al tabaco (fumadores) y que había que respetar el libre albedrío de las personas, esto frente a una propuesta de un colega suyo de cerrar permanentemente los locales comerciales que vendan cigarrillos a menores de edad, debido al alto consumo de esta droga por parte de escolares que de algún lado se abastecen de la sustancia.

Me han preocupado enormemente sus declaraciones puesto que usted estará 8 años haciendo las leyes que regularán la vida de las personas y es miembro de la comisión de salud y es por ello que le expongo algunas observaciones por este medio.

Comenzar por explicarle que la libertad del ser humano se encuentra ligada a la convivencia de otros, es por ello que al pertenecer a una sociedad asumimos ciertas normas que buscan el mayor bienestar para todas y todos (que se supone es su trabajo).

Una acción personal que causa daños a terceros, que afecta fuertemente a la salud nacional y que genera un elevado gasto fiscal por los costos de los tratamientos de decenas de miles de personas que se enferman y mueren por causa de la adicción al tabaco, debe ser prohibida bajo ese contexto colectivo, pues el gusto personal no puede estar por encima del bien común en un mundo civilizado y desarrollado éticamente.

Recordarle senadora, y siendo usted médico de seguro entenderá lo que le digo, que el tabaco causa 100% de adicción en los usuarios crónicos y es el principal agente causante de enfermedades crónicas como la hipertensión arterial, de agudas como los accidentes vasculares, así como también está relacionado prácticamente a todos los tipos de cáncer.

Es por todo lo anterior que es importante el desarrollar políticas públicas que disminuyan el consumo de esta droga y que busque retrasar lo más posible el inicio de su consumo o lo que es mejor, que nunca ocurra.

Espero senadora van Rysselberghe que recapacite su criterio y apoye con fuerza las leyes que buscan una mejor salud pública y una mejor calidad de vida para todas y todos, como la que acá se expuso, para controlar una sustancia altamente adictiva y dañina para la salud de las personas y desangra nuestras arcas fiscales.

Esto no significa que las personas que libremente desean consumir no lo puedan hacer, pero deberán hacerlo en su intimidad , donde el único afectado sea él o ella y no inocentes terceros.

Francisco Córdova Echeverría | @FCordovaE
Humanista-Laicista. Odontólogo, Magíster en Dirección y Liderazgo Educativo.
Miembro de la Coordinación Nacional del Partido Humanista.