El Embalse Punilla es uno de las obras emblemáticas para la Provincia de Ñuble. Con una inversión que superaría los 500 millones de dólares, según se dispuso en el gobierno anterior, este proyecto vendría a subsanar la demanda histórica de los regantes locales.

Pero así como concita el apoyo de gran parte de los agricultores de la zona, también suma detractores, como el Movimiento por la Defensa del Río Ñuble.

Desde la organización señalan que el embalse inundará 1700 hectáreas, 700 de ellas pertenecientes a bosque nativo; 130 familias cordilleranas serán erradicadas y que el territorio en el que se emplazará fue reconocido por la Unesco como Reserva de la Biosfera.

César Uribe, coordinador del movimiento, expresó su preocupación porque hay temas pendientes, como la falta de una evaluación ambiental para el ensanchamiento de la ruta de acceso y el proyecto del tendido eléctrico. Tampoco habría claridad sobre la reubicación de las familias, agregó.

Según las autoridades, el embalse permitirá que la zona se convierta en una potencia agroindustrial y alimentaria. El problema se suscita, dijeron desde la organización, en el desconocimiento de la comunidad frente al anuncio de una hidroeléctrica que aportará 93 mega watts al Sistema Interconectado Central. Y es que les preocupan experiencias como las de la Central El Toro en la Laguna Laja, o la central en la Laguna Maule.