El primer ministro británico David Cameron anunció el jueves que la policía dispondrá de más poderes para reprimir los disturbios, y no descartó recurrir al ejército en el futuro, después de que la noche anterior transcurriera en calma tras cuatro días consecutivos de violencia.

Ante el Parlamento reunido en sesión extraordinaria, Cameron dijo que los policías tendrán ahora el poder de quitarles las máscaras, pañuelos y otros capuchones a los sospechosos de actividades criminales.

Muchos de los saqueadores que sembraron el terror en los últimos días en varias ciudades del país tenían el rostro cubierto, lo que complica la identificación en las cámaras de vigilancia.

Ante estos disturbios que causaron cuatro muertos, las autoridades estudian las condiciones para aplicar un toque de queda, añadió el primer ministro conservador, quien no ha descartado recurrir al ejército en el futuro.

“Mi responsabilidad es velar por que se considere toda eventualidad, incluidas algunas tareas que el ejército puede asumir, y que dejaría las manos libres a la policía en la línea del frente”, declaró Cameron.

En un discurso firme, el jefe del gobierno, que tuvo que suspender sus vacaciones el martes, dijo que los disturbios que tuvieron lugar en Londres y otras grandes ciudades inglesas durante cuatro días no tenían nada que ver con la política, sino que eran “para robar”.

Los disturbios “no eran por política ni para protestar, eran para robar”, declaró Cameron ante el Parlamento, cuyos legisladores tuvieron que interrumpir sus vacaciones de verano para realizar un debate sobre los peores saqueos y actos de violencia en varias décadas.

Cameron afirmó que “no permitirá que exista un clima de miedo en nuestras ciudades”.

El jefe del gobierno reconoció que había “muy pocos” policías desplegados durante el auge de los disturbios, el lunes por la noche, y que las tácticas utilizadas fracasaron.

El primer ministro anunció un paquete de medidas para ayudar a numerosos propietarios de viviendas y comercios afectados.

La noche del miércoles no se produjeron disturbios, tras incrementarse del número de efectivos de las fuerzas del orden público en las calles. Además, llovió en muchas regiones del país, mientras Gran Bretaña comenzaba a estimar el costo de los daños materiales.

Unos 16.000 policías fueron desplegados en Londres durante las dos últimas noches en respuesta a los disturbios, durante los cuales cuatro personas murieron en el país y docenas de comercios y viviendas fueron quemados.

Los revoltosos saquearon desde el sábado numerosos comercios e incendiaron edificios en varias ciudades de Londres, que debe acoger los Juegos Olímpicos en 2012.

“A un año de los Juegos Olímpicos, necesitamos mostrarles que Gran Bretaña no destroza, sino que construye, que no se da por vencida, sino que se levanta, que no mira para atrás, sino siempre para adelante”, estimó Cameron.

“Necesitamos mostrar al mundo, que nos ha mirado francamente horrorizado, que quienes perpetraron los actos de violencia que vimos en nuestras calles no representan en ningún caso a nuestro país ni a nuestros jóvenes”, declaró ante el Parlamento.

Las imágenes de violencia en el barrio de Hackney, muy cercano a la zona donde se disputarán los Juegos el próximo verano boreal, incomodan a las autoridades deportivas, que buscan nuevas maneras de reforzar la seguridad en la cita olímpica.

La factura de los disturbios que han sacudido a Londres y otras ciudades inglesas en los últimos días superará sin duda los 150 millones de libras (240 millones de dólares), según estimaciones realizadas el jueves por profesionales del sector.

En un comunicado, el Centro de Investigación para el Comercio Minorista (CRR), situó en al menos 80 millones de libras (130 millones de dólares) los ingresos no percibidos por los comercios cerrados durante los disturbios, que sacudieron a varias ciudades inglesas durante cuatro noches consecutivas.