Este 2017 debía comenzar a regir el Plan Santiago Respira, que incluía una serie de medidas para bajar de manera significativa los niveles de contaminación en la capital. Sin embargo, la puesta en marcha de la medida ahora está en duda, porque el Ministerio de Medio Ambiente (MAM) tuvo que reingresar la iniciativa con enmiendas a la Contraloría.

Para el experto en modelos de pronóstico de contaminación ambiental y académico de la Universidad de Santiago de Chile, Dr. Patricio Pérez, esta situación es una muy mala noticia.

El especialista explica que aplicar el plan vigente, “para efectos de disminuir la contaminación, claramente no es muy bueno. Vamos a retrasar un año medidas que apuntan fuertemente a disminuir la contaminación específicamente del material particulado fino, lo que significa postergar la mejoría de la calidad del aire”.

“El número de vehículos no catalíticos en Santiago es bastante mínimo y la aplicación de esta restricción por dígito tiene muy poco impacto, porque afecta a un número muy reducido de vehículos”. Según estimaciones, actualmente se inhibe la circulación de 80 mil vehículos, pero con la nueva norma se podrían alcanzar los 340 mil.

Además, afirma que el nuevo plan contemplaba “la prohibición total de calefacción a leña en Santiago, mientras el plan actual solo prohíbe las de estufas de doble cámara en episodios de alerta y preemergencia”.

“El impacto del nuevo plan debería ser mucho más grande, porque sus medidas apuntan a las fuentes que se saben que están afectando de manera significativa los niveles”, sintetizó.