A 56 aumentaron los casos detectados de pacientes con fiebre Q en Chile.

Se trata de trabajadores de una lechería en Puerto Octay, región de Los Lagos, que fueron contagiados a través del contacto con vacas y ovejas, de una extraña enfermedad que presenta síntomas similares a la neumonía y que afecta además el sistema gastrointestinal.

A fines de octubre, los contagios llegaban a 47, 20 de ellos requirieron hospitalización por la gravedad del cuadro, tres de ellos incluso requirieron conexión a ventilación mecánica.

El panorama ha empeorado y los contagios subieron a 56 según confirmó el subsecretario subrogante de Salud Pública, Cristian Herrera.

A consecuencia de este panorama es que según fuentes de Radio Bio Bio, el Ministerio de Salud decretaría alerta sanitaria en dos regiones del país, los Lagos y Los Ríos, para enfrentar el brote de esta enfermedad.

De hecho, la Subsecretaría envió el lunes el decreto a Contraloría y está a la espera de su aprobación.

La enfermedad es difícil de detectar en Chile, puesto que el traspaso a los seres humanos es muy extraño y no existen la forma de confirmarla.

De esta forma, se pide ayuda internacional, que es lo que hizo el Ministerio de Salud hace algunas semanas, tomando contacto con la Organización Mundial de la Salud (OMS), Canadá y la Universidad de Queensland.

La past president de la Sociedad Chilena de Infectología, Jeanette Dabanch, afirmó que se trata de una enfermedad nueva en Chile porque pese a que es frecuente en animales, sin causarles ningún síntoma, el contagio en humanos es infrecuente.

Dabanch agregó que es difícil establecer -por ahora- la real magnitud del brote en seres humanos y cuantificar la proporción de casos, los que podrían aumentar.

Desde la sociedad científica además emitieron un informe en el que son lapidarios con el Ministerio de Salud y su capacidad de respuesta ante el brote: éste afirmó que hubo tardío estudio del brote ya que sólo después de 12 semanas se logra la identificación del agente en los casos humanos.

Además, reveló que hubo tardanza en el estudio del reservorio animal, dificultades para el estudio coordinado de la interfase humana-animal y falencias en la respuesta de la red asistencial en capacidad clínica, capacidad de laboratorio y ausencia de recomendaciones de manejo clínico dado que es una infección no presente hasta ahora en nuestro país.

Revisa acá el informe de la Sociedad Chilena de Infectología.