Estupefactos por la decisión histórica de los británicos de abandonar la Unión Europea (UE), los ministros de Exterior de los 6 países fundadores del bloque, se reúnen este sábado en Berlín para analizar las consecuencias de este acontecimiento inédito.

Con el triunfo del Brexit en el referendo del jueves, el Reino Unido es el primer país en abandonar la Unión Europea y tanto los dirigentes como el núcleo duro de ésta quieren que la transición sea lo menos agitada posible.

En la capital alemana, el ministro de Relaciones Exteriores Frank-Walter Steinmeier recibirá este sábado a sus homólogos Jean-Marc Ayrault (Francia), Bert Koenders (Holanda), Paolo Gentiloni (Italia), Didier Reynders (Bélgica) y Jean Asselborn (Luxemburgo) para hablar de “los temas actuales de la política europea“, según el comunicado emitido el viernes por el ministerio alemán.

Ayrault dijo a AFP que París y Berlín presentarán a sus socios “soluciones concretas” para hacer la Unión Europea “más eficaz“, y “sin entrar en grandes construcciones”.

Por su lado, la canciller alemana Angela Merkel, quien lamentó “el golpe a Europa” que supone el triunfo del Brexit en el referendo británico del jueves, invitó el lunes a Berlín al presidente francés, François Hollande y al primer ministro italiano, Matteo Renzi.

También recibirá, por separado, al presidente del Consejo Europeo Donald Tusk.

Según declaró al diario Bild, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, Alemania “seguirá teniendo un papel central, e incluso más importante en el seno de la Unión Europea“.

Con un ojo en Escocia

La victoria del Brexit pilló desprevenidos a los mercados financieros, que se descalabraron el viernes tras apostar durante días por un triunfo de la permanencia.

El Brexit se ha llevado también por delante al primer ministro británico, el conservador David Cameron, partidario de seguir en la UE, que el viernes de mañana anunció su renuncia para el mes de octubre.

Entre los favoritos a su sucesión se encuentra el ex alcalde de Londres Boris Johnson, exitoso defensor de la salida de la UE, aunque por su personalidad podría no ser la figura idónea para recomponer un Partido Conservador desgarrado por la división en torno al Brexit.

El sucesor de Cameron deberá guiar al país en las negociaciones con la UE sobre las condiciones de salida, un proceso que podría durar hasta dos años.

Los dirigentes de las instituciones europeas han urgido a las autoridades británicas a abrir esas negociaciones “lo antes posible“, y en ese sentido, el presidente de la Eurocámara, Martin Schulz, consideró “escandaloso” que Cameron espere hasta octubre para dimitir de forma efectiva.

En un continente angustiado por su futuro y en el que el populismo de ultraderecha no para de avanzar, los dirigentes comunitarios temen una reacción en cadena a la decisión británica de dejar el bloque.

En ese sentido, la presidenta del Frente Nacional francés, Marine Le Pen y el líder del Partido de la Libertad holandés, el islamófobo Geert Wilders, no tardaron en pedir el viernes que se organice en sus países un referendo como el celebrado en el Reino Unido.

El resultado de la consulta deja además un país dividido, en el que Londres, Escocia e Irlanda del Norte votaron a favor de seguir en la UE, mientras que en el norte de Inglaterra y Gales triunfó ampliamente el Brexit.

Por ello, la primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, puso sobre la mesa la posibilidad de un nuevo referendo de independencia de su región, tras el que fracasó en 2014. La dirigente presidirá una reunión de emergencia de su gobierno autónomo la mañana de este sábado.

La prensa británica se hacía eco de la división que ha dejado de manifiesto el referendo.

“Estamos fuera de la UE” y es “una victoria gloriosa”, escribía el sábado el Daily Express, favorable al Brexit.

“Fue el día en que la gente tranquila del Reino Unido se levantó contra una clase arrogante y desconectada y la desdeñosa élite de Bruselas”, escribía el euroescéptico Daily Mail.

El proeuropeo Daily Mirror se preguntaba en portada “¿qué demonios pasa ahora?”, y el Guardian advertía en su editorial que “el país se ha embarcado en un peligroso viaje en el que nuestra política y nuestra economía deberán transformarse”.