Estados Unidos y Japón manifestaron el domingo su preocupación por la “seria y creciente” amenaza que representa Corea del Norte, después de que el viernes lanzara un misil intercontinental que afirma puede alcanzar territorio americano.

El presidente Donald Trump y el primer ministro Shinzo Abe coincidieron en una conversación telefónica en que “Corea del Norte es una amenaza directa, seria y grave” para sus países, así como para Corea del Sur y otras naciones, según explicó la Casa Blanca en un comunicado.

Ambos líderes “se comprometieron a aumentar la presión económica y diplomática” sobre Pyongyang y a “convencer a otros países a seguirles”.

Trump reiteró además el “compromiso invulnerable” de Estados Unidos de defender a Japón y Corea del Sur “de cualquier ataque, usando toda la capacidad” que tiene.

El ministerio de Exteriores norcoreano afirmó que la prueba del misil ICBM del viernes era “una seria advertencia a Estados Unidos, que multiplica sus comentarios insensatos, agita frenéticamente sanciones y una campaña destinada a presionar a la RDCP” (la República Popular Democrática de Corea).

Ante la escalada de la tensión, Washington probó con éxito el domingo un sistema para interceptar misiles balísticos de medio alcance, el THAAD (Terminal de defensa de alta altitud, por sus siglas en inglés), que Seúl tiene intención de desplegar antes de lo previsto.

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El THAAD no tiene capacidad para interceptar misiles balísticos intercontinentales. Para ello, el Ejército cuenta con el GMD, el Sistema Terrestre a Medio Alcance, instalado en Alaska y en California (oeste de su territorio).

Estados Unidos también reaccionó el sábado al lanzamiento norcoreano: Trump avisó que no permitirá que China –principal socio económico de Pyongyang– siga sin hacer nada y el Ejército sobrevoló la península coreana con bombarderos, en una misión conjunta con surcoreanos y japones.

Su embajadora ante la ONU, Nikki Haley, señaló sin embargo que por ahora “no tiene sentido” convocar una reunión de urgencia del Consejo de Seguridad porque una resolución débil sería “peor que nada”.