Sumida en la sequía y el calor aplastante desde hace semanas, Tailandia recibió con alegría el auguro de los búfalos sagrados que predijeron el lunes una temporada de lluvias abundantes y por consecuencia, de buenas cosechas.

Presidida por el príncipe heredero Maha Vajiralongkorn, la ceremonia real durante la cual fue anunciado el hecho marca el inicio de la temporada del cultivo del arroz.

Colocados delante de varios recipientes de comida, estos dos animales, seleccionados cuidadosamente por su temperamento y sus atributo físicos, escogieron el arroz, el sésamo, el heno, el agua y el alcohol.

Una mezcla que significa “precipitaciones suficientes, cultivos abundantes y mejores exportaciones”, según el ministerio de Agricultura.

El año pasado sin embargo los búfalos pronosticaron una buena temporada de lluvias y de cosechas y el año resultó funesto en cuanto a precipitaciones.

Como la mayoría de los países de la zona del gran Mekong, Tailandia sufre una grave sequía. Casi todas las reservas se encuentran en un nivel históricamente bajo, tras un 2015 con pocas lluvias.

En miles de pueblos del noreste y del centro del país ya no sale agua del grifo y esperan con impaciencia la temporada de lluvias, de cuatro o cinco meses, que empieza en junio.

En este contexto, la junta en el poder desde hace casi dos años, prohibió a los agricultores plantar arroz en la temporada seca, lo que supuso una fuerte reducción de la producción de arroz, de cerca del 30%, a 25 millones de toneladas. Una consecuencia grave para uno de los principales productores de arroz en el mundo.

El fenómeno climático de El Niño, que comenzó el año pasado, es uno de los más devastadores y conlleva importantes repercusiones en el sudeste asiático, donde una gran parte de la región tiene que soportar temperaturas superiores a los 40°C.