El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, volvió a defender su traslado a un nuevo, lujoso y controvertido palacio en Ankara, explicando esta vez que su antigua residencia estaba llena de cucarachas.

“Cuando tomé mis funciones (anteriores, de primer ministro), el cuarto de baño de la casa estaba lleno de cucarachas. Un lugar así, ¿es digno de acoger al primer ministro de Turquía?”, dijo Erdogan en una entrevista difundida el viernes por la noche en la cadena de televisión A Haber.

“¿Instalaría usted a un invitado? ¿Qué pasaría si esta persona contara lo que ha visto?”, insistió.

El nuevo palacio, que fue inaugurado en otoño, tiene unas mil habitaciones repartidas en 200.000 m2 y ha costado 490 millones de euros (346.597.139.000 pesos chilenos).

Cuando Erdogan, entonces primer ministro, ordenó su construcción, el complejo iba a estar destinado a acoger a jefes de gobierno y sus comitivas. Elegido jefe de Estado en agosto de 2014, Erdogan decidió instalarse allí y ceder la antigua residencia de la presidencia a su sucesor, Ahmet Davutoglu.

El nuevo palacio ha sido muy criticado por los detractores del presidente, que ven en él un signo de delirios de grandeza y de una deriva autoritaria de Erdogan. Para el mandatario, el lujo del que se rodea contribuye al “prestigio de Turquía”.