Aunque trágico, no es raro escuchar de personas que se hayan lanzado desde una cascada. Personas que las hayan escalado… eso es otra cosa, y más aún cuando hablamos de uno de los saltos de agua más famosos del mundo: las cataratas del Niágara, compartidas por Canadá y Estados Unidos.

Esta fue la hazaña de Will Gadd, un escalador canadiense reconocido por NatGeo como el “Aventurero del Año”, quien decidió realizar el peligroso ascenso de casi 45 metros, aprovechando que la crudeza del invierno norteamericano había congelado buena parte de la cascada.

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Según relató el propio deportista, se trató de uno de sus logros más complejos, sobre todo porque las condiciones del hielo eran sumamente inestables, sumado a la presión permanente del agua de las cataratas cayendo a su lado.

“El hielo se forma en capas. Eso significa que tienes una capa de hielo, luego una capa de nieve con mucho aire y entonces otra capa de hielo. Claramente es inestable”, indicó Gadd en el sitio web de Red Bull, auspiciadores del evento.

Sin embargo su peor enemigo era la caída perpetua de agua helada junto a él, que sacudía permanentemente el hielo además de mojarlo. Considerando que los saltos derraman 150.000 toneladas de agua a 100 kilómetros por hora, era el equivalente a estar junto a 4.000 camiones con acoplado siendo lanzados desde la altura al mismo tiempo.

Y pese a que logró llegar a la cúspide tras tortuosas 3 horas de escalamiento, Gadd no lo consideró una victoria.

“El ascenso me venció. Puede que haya llegado hasta la cima, pero el Niágara ganó la guerra. Al final del día estaba con hipotermia, lo que demuestra que las cataratas me hicieron mucho más daño de lo que yo les hice a ellas”, aseveró.

http://youtu.be/jU5i1WjRBhE