Al menos 37 personas murieron este miércoles en un atentado con coche bomba frente a una academia de policía en el centro de Saná, en la última tragedia de este país escenario de enfrentamientos entre grupos extremistas.

AL menos 66 personas resultaron heridas, varias de gravedad, informó el ministerio de Interior.

“Es una masacre”, declaró un testigo, horrorizado. En la acera había restos humanos y vehículos destrozados por la onda expansiva, comprobó un corresponsal de la AFP.

El atentado tuvo como blanco a centenares de jóvenes candidatos que habían venido a inscribirse a la academia, según el gobernador de la ciudad, Abdel Kader Hilal.

La bomba, ubicada en un minibús, fue activada a distancia, según un responsable de los servicios de seguridad.

A media jornada, algunos coches aparcados cerca del lugar de la explosión seguían ardiendo.

El ministerio de Salud pidió donaciones de sangre de forma urgente para los heridos.

Una fuente de seguridad indicó, por otra parte, que se detuvo a un somalí en posesión de explosivos mientras intentaba entrar al hospital Al Yumhuriya, donde ingresaron varios de los heridos en el atentado.

Acusan a Al Qaida

Un miembro de la milicia chiita Ansaruala acusó a la red extremista sunita Al Qaida de ser responsable del atentado. “Es obra de miembros de Al Qaida”, declaró a la AFP, aunque el ataque no ha sido reivindicado.

Yemen lleva meses afrontando una inseguridad creciente, en un entorno ya de por sí inestable desde las revueltas populares de 2011 que provocaron la marcha del presidente Ali Abdalá Saleh.

El atentado es “el último en una serie de ataques terroristas destinados a desestabilizar la transición de Yemen” indicó la Unión Europea mediante un comunicado de condena.

La milicia chiita Ansaruala lanzó a principios de año una ofensiva fulgurante que le permitió tomar el control de la capital el 21 de septiembre y luego ampliar progresivamente su influencia hacia el oeste y el centro de Yemen.

El último atentado cometido en Yemen apuntó el domingo pasado a una concentración de milicianos chiitas en Dhamar, al sur de Saná, y dejó cuatro muertos, incluyendo un reportero de televisión.

El 1 de enero, otro atentado contra seguidores de la milicia Ansarualá, que asistían a una ceremonia religiosa en el centro de Yemen, dejó 49 muertos.

Dos jefes tribales y cuatro miembros de su escolta murieron abatidos el martes en una emboscada tendida por hombres armados no identificados en la región de Baida, en el centro del país, según la agencia Saba.

El Congreso Popular General, partido del expresidente Saleh, afirmó en un comunicado que esos jefes tribales formaban parte de sus dirigentes y condenaron el ataque.

La formación criticó a las autoridades y consideró que la relajación de las medidas de seguridad favorecen “las violencias casi cotidianas” en el país.

En otro incidente registrado el martes en Saná, milicianos chiitas armados irrumpieron en la residencia del presidente del consejo de administración del diario oficial As Saura y le obligaron a dimitir.

La red extremista sunita Al Qaida en la Península Arábiga (AQPA), bien implantada en el sur y el sureste de Yemen, ha prometido luchar contra Ansarualá e intenta movilizar a las tribus sunitas para frenar el avance de la milicia chiita.