Oficiales de alto rango del Ejército de Salvación sodomizaron a niños con una manguera de jardín, los encerraron en jaulas al aire libre y los golpearon salvajemente, según algunos de los casos detallados este martes en una investigación judicial en Australia.

Una Comisión Real empezó a escuchar los testimonios en un caso de abusos sexuales denunciados en cuatro orfanatos del Ejército de Salvación entre 1966 y 1977 que el abogado principal, Simeon Beckett, calificó de “perturbadoras”.

La comisión fue establecida por el gobierno en respuesta a una serie de escándalos de abusos sexuales a niños por parte de curas pedófilos, aunque va más allá de la Iglesia Católica.

Examina acusaciones de abusos en lugares de culto, orfanatos, grupos comunitarios y escuelas.

Beckett dijo que los hogares dirigidos por el protestante Ejército de Salvación, “los niños eran frecuentemente golpeados por los responsables con el puño cerrado, tirados con fuerza al suelo y contra la pared” o azotados con bastones o correas hasta que sangraban.

“Un oficial dislocó el hombro de un niño durante un castigo que consistía en golpearle los testículos con una cinta de cuero”, dijo.

Beckett explicó que los abusos sexuales y castigos corporales eran frecuentes. Tras un intento de fuga, un niño fue castigado con la inserción “de una manguera en el ano” y “colocado en una jaula en la veranda del centro durante una semana” después de denunciar a un compañero por abusos.

“Cuando fue liberado de la jaula fue sodomizado a la fuerza por un mayor”, agregó el abogado.

A otros les hicieron tragar detergente, les quemaron con cigarrillos o les forzaron a tragarse su propia vómito, y uno fue arrastrado de su cama durante la noche y violado por el mayor Lawrence Wilson, calificado por sus colegas de “brutal y diabólico” dijo.

Según Beckett, el Ejército de Salvación pagó 1,2 millones de dólares australianos (1,05 M de USD) en indemnizaciones a víctimas de Wilson, fallecido en 2008.

Wilson organizaba cada día un “desfile repugnante” en el que elegía a niños para inspeccionarlos físicamente en privado y agredirlos sexualmente.

“Otros oficiales y personal del Ejército de Salvación abusaban de los residentes, así como miembros de la sociedad. Estas personas tenían acceso a los dormitorios de los niños y los agredían sexualmente”, afirmó el abogado.

Una de las víctimas de Wilson, Raymond Carlile, dijo a la investigación que éste “glorificaba el castigo, echaba espuma por la boca”.

Las autoridades recibieron hasta la fecha 157 denuncias contra el Ejército de Salvación, 130 de las cuales desembocaron en una disculpa y una indemnización económica.

Kate Eastman, abogada del Ejército de Salvación, ofreció una “disculpa sin reservas” por las “horripilantes experiencias de las víctimas”.

“Admitimos que hubo un fallo de la mayor magnitud”, afirmó y explicó que hoy su organización aplica una dura política para que “ningún niño tenga que pasar otra vez por esta situación”.