Bangladesh estaba este lunes hundido en una grave crisis política, un día después de unas elecciones legislativas boicoteadas por la oposición y marcadas por la violencia.

El resultado de los comicios era conocido de antemano, porque el partido gobernante, la Liga Awami, y sus aliados se presentaron sin oposición en 153 de las 300 circunscripciones del país.

El partido de la primera ministra, Sheikh Hasina Wajed, consiguió el 80% de los escaños. Los restantes fueron para movimientos aliados o candidatos oficialmente independientes.

El domingo murieron al menos 24 personas cuando miles de manifestantes atacaron unos 200 colegios electorales. Estos incidentes durante la jornada electoral abren una brecha en una democracia frágil, que ha conocido veinte golpes de Estado desde su independencia en 1971.

El diario Daily Star, uno de los más leídos, lamentó este lunes las elecciones más violentas de la historia del país, y criticó “la victoria sin sustancia” de la Liga Awami, “que no le da ni mandato ni legitimidad ética para gobernar”.

La primera ministra aseguró este lunes que su reelección es legítima y exigió a la oposición que renuncie a cualquier “actividad terrorista” antes de iniciar un eventual diálogo.

El boicot del principal partido de la oposición “no significa que haya un problema de legitimidad”, dijo Hasina, pues la “población participó en las elecciones al igual que otros partidos”, alegó.

La oposición, que boicoteó los comicios, decidió el domingo prolongar una huelga general hasta el miércoles, para protestar contra “la farsa electoral” y la represión que, según su recuento, se cobró 22 muertos en sus filas.

Pero el partido en el poder se muestra inflexible y promete “eliminar toda militancia” y excluye dialogar con el Partido Nacionalista de Bangladesh (BNP), principal partido de oposición.

“No prevemos ninguna negociación por el momento”, dijo el ministro de Medio Ambiente, Hasan Mahmud, a la AFP. “Nuestra prioridad es formar un gobierno y contener la violencia. Debemos eliminar la violencia y la militancia para permitir respirar a la población”, añadió.

Antes de las elecciones, la oposición pidió la renuncia del gobierno y la instauración de un ejecutivo neutral y provisional que organice elecciones, tal y como se ha hecho en el pasado. Pero la primera ministra se negó.

“El gobierno debe declarar nulas y sin valor estas elecciones y necesitamos un nuevo escrutinio organizado por un gobierno neutro”, estimó Shamsher Chowdhury, vicepresidente del BNP, la principal de las 21 formaciones opositoras del país.

Riesgo de aislamiento

El diario New Age pidió el lunes al poder alcanzar un compromiso, estimando que su “intransigencia” podría acarrearle al país “la cólera de la comunidad y de organismos internacionales”, que podrían aislar a Bangladesh económica y diplomáticamente.

Aunque no se ha dado a conocer ninguna cifra de participación electoral, un alto responsable dijo que en Dacca, la capital, apenas había alcanzado el 22,8%.

Antes de las elecciones, Estados Unidos, la Commonwealth y la Unión Europea renunciaron a enviar observadores, al estimar que no se reunían las condiciones para unas elecciones libres y transparentes.

Bangladesh ha conocido en 2013 el año más violento desde su independencia de Pakistán en 1971.

Según una ONG, 500 personas habrían muerto de forma violenta desde enero de 2013, 150 de ellas desde octubre, cuando la oposición lanzó su campaña de huelgas y manifestaciones para que se anularan las elecciones.

El principal partido islamista del país, Jamaat-e-Islami, tuvo prohibido participar en los comicios del domingo. Pero paradójicamente, algunos analistas apuntan a que este movimiento podría ser el principal beneficiado de la rivalidad entre la Liga Awami y el BNP.