Las campañas electorales dan para todo y en ellas se utilizan todo tipo de armas con el afán de obtener el ansiado premio final: “la elección del candidato por parte del pueblo”. Sin embargo, cuando se pasan a llevar los intereses de la comunidad se hace necesario denunciar esos excesos.

En ese contexto, resulta útil mencionar la utilización del histórico puente Perales de Talcahuano, paso obligado hacia este popular puerto y parte de la postal que caracteriza a nuestra ciudad, como un simple atril, lo cual se convierte en un hecho inaceptable que genera gran molestia en muchos de los que habitamos esta ciudad.

Es evidente que lo expuesto contaría con la complicidad de la Municipalidad chorera, la que, como administrador de los bienes de uso público, ha hecho vista gorda durante más de un año de esta situación, tiempo en el cual la estructura ha servido a los intereses de un sector político para la promoción de sus candidatos, sector que, casualmente es el mismo que dirige el municipio local.

Es así como, primero fue el actual alcalde Gastón Saavedra Chandía en el que lo ocupó, y ahora los candidatos de la Nueva Mayoría -coalición que por lo visto, mantiene viejas malas costumbres- los cuales lo han cubierto con sus gigantografías. De lo anterior, llama poderosamente la atención que en esos lienzos se incluya al hijo del actual jefe edilicio, lo cual se convierte en un claro acto de nepotismo, método que es reprochado por una buena parte del electorado.

Es necesario, entonces, exigir que la autoridad local cumpla con las normativas que impiden estas malas prácticas (Artículo 32 de la Ley 18.700), o sea, el uso indebido de bienes que le pertenecen a todos con fines electorales, dando con ello el ejemplo y respetando, tanto a quienes no participamos de este show, como al querido puente Perales.

Atentamente,
Gary Parra Sanhueza
Vecino de Talcahuano