Ecléctica, excéntrica, compulsiva, con una amalgama de formas artísticas que van del cuerpo desnudo a símbolos fálicos y sus siempre presentes lunares, El Centro Cultural Banco do Brasil de Rio de Janeiro acoge desde este sábado una retrospectiva de la japonesa Yayoi Kusama que pretende atraer a miles de visitantes.

“Obsesión Infinita”, la mayor retrospectiva de la conocida artista japonesa, llega a Brasil cuando se cumplen cuarenta años desde que decidió dejar Nueva York, donde fue contemporánea de Andy Warhol, por su Japón natal, y 36 años desde que voluntariamente decidió irse a vivir a un centro psiquiátrico, en cuyas inmediaciones está el estudio donde produce.

Kusama es el ejemplo de quien “ha sido capaz de reinventarse a si misma una y otra vez”, afirma la comisario de la exposición, Francis Morris, que también dirigió la retrospectiva de la conocida artista japonesa en el Tate Modern de Londres.

Las retrospectivas de la artista visitaron en los últimos tiempos el Pompidou de París, el Whitney de Nueva York y el Reina Sofia de Madrid.

La pintora y escultora nacida en Matsumoto en 1929, encontró su lugar en la vertiginosa Nueva York en los 60′ y 70′, tras dejar un Japón de normas sociales que le parecían sofocantes.

Sus performances desnudas escandalizaron a muchos, cuando otros admiraban su radicalismo visual y su espíritu libre.

Ya en la infancia, Kusama, hoy de 84 años, se dio cuenta de que padecía problemas de salud mental. En el arte encontró el tratamiento a su condición compulsiva y obsesiva y una vía abierta a la expresión de sus visiones, llenas de lunares.

“La princesa de los lunares”, la apodaron. “Desarrollar la creatividad fue mi cura”, explica ella.

Su sentido del humor también es patente en su obra, como la titulada “The Untied Skates or Arnica” (Los desatados patines de Arnica), en referencia a los Estados Unidos de América, que muestra 36 billetes falsos de dólar, que forman un “rollar”.

En 1968 llamó a sus seguidores a borrar a los hombres de Wall Street con lunares.

Y en medio del fervor político de la época, escribió una carta abierta a “mi héroe” Richard Nixon, al que urgió: “no puedes erradicar la violencia con el uso de más violencia. Suavemente, querido Richard, calma tu espíritu masculino de lucha”.

En Rio la exposición incluye fotografías de Kusama con algunos de sus contemporáneos como Warhol o el escultor Joseph Cornell.

Kusama volvió a Japón en 1973, y poco después se fue a vivir a una institución psiquiátrica. “Ella mantiene esa habilidad de rodearse de arte, y la institución le da seguridad, allí las cosas son calmas, ordenadas”, explica Morris a la AFP.

Sexo y política han ido perdiendo espacio en su obra, al tiempo que hoy es absolutamente popular en su país. Pero sigue usando como arma “el arte que se relaciona con la vida real, para hacer a las personas más felices”, cuenta la curadora.