Fanáticos, familiares y figuras del espectáculo despidieron el jueves al fallecido actor estadounidense James Gandolfini, estrella de la serie de televisión “Los Soprano”, en una discreta ceremonia en una catedral en Nueva York.

Celebrado en el inmenso templo de San Juan el Divino, en el noroeste de Manhattan, el servicio fúnebre reunió a unos 1.500 presentes que rindieron homenaje a un hombre “vulnerable” y “generoso” que como actor “ponía su corazón en cada papel”.

Gandolfini, de 51 años y oriundo de Nueva Jersey (este de Estados Unidos, vecino a Nueva York), falleció el 19 de junio en Roma cuando estaba en su habitación en un hotel. Sus restos fueron repatriados el domingo pasado.

Entre las personalidades presentes en el funeral se encontraban el actor Alec Baldwin y el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, constató la AFP.

Los fanáticos hicieron fila desde muy temprano en la catedral de San Juan el Divino para asegurarse un lugar en la Iglesia.

“Nos levantamos a las cuatro y media de la mañana”, contó a la AFP Stephanie Solano, una fan de “Los Soprano” que se acercó desde el vecino barrio del Bronx junto a sus dos nietas.

“Tengo el corazón roto, pero queríamos estar aquí”, agregó esta mujer, mientras sus nietas mostraban una gran foto de Gandolfini en el papel de Tony, el mafioso estrella de “Los Soprano”.

Durante la ceremonia la segunda esposa de Gandolfini, Deborah Lin, lo recordó como un marido y un padre atento con su hija de nueve meses Liliana. El fallecido actor deja otro hijo, Michael de 13 años, fruto de un primer matrimonio.

De su lado, el productor de “Los Soprano”, David Chase, se refirió a lo que ambos compartían: el gusto por “la familia, el trabajo, la gente, la comida, el alcohol y las charlas”.

También habló del “niño triste y perdido” que vivía en Gandolfini y que a su entender le permitió convertirse en un “gran actor”.

Antes de este servicio fúnebre abierto al público, la familia de Gandolfini llevó a cabo el miércoles por la noche un velorio en Park Ridge (51 kilómetros al noroeste de la ciudad de Nueva York), donde creció el actor.

Gandolfini se encontraba en Italia para recibir el premio Villa de Taormina, en Sicilia, y realizar una clase magistral con el cineasta italiano Gabriele Muccino (“The Pursuit of Happyness”, o “En busca de la felicidad”), dedicado a grandes actores del cine y la televisión.

Gandolfini debutó en las tablas de Broadway en 1992 participando del montaje de una versión de “Un tranvía llamado deseo”, en el que compartió escenario con Jessica Lange y Baldwin.

Luego se volcó hacia el cine, con notables participaciones en películas como “True Romance” (1993), de Tony Scottsu, donde interpretó a un sangriento asesino a sueldo, así como en “She’s So Lovely” (1997) y “8mm” (1999).

En 1999, fue elegido para dar vida al principal protagonista de “Los Soprano”, una serie que se extendió hasta 2007 y es considerada una de las mejores de la historia de la televisión estadounidense.

Su caracterización de Tony Soprano, un jefe mafioso despiadado y deprimido, le valió numerosas distinciones, entre ellas un Globo de Oro y tres Premio Emmy como mejor actor de serie dramática.

Su éxito televisivo no le impidió seguir con su carrera cinematográfica, con papeles en “The Mexican” (2001), “The Man Who Wasn’t There” (2001), “In The Loop” (2009), la película independiente “Welcome to the Rileys” y “Zero Dark Thirty” (2012).