Una paradocente denuncia que luego de haber sufrido un accidente laboral en el colegio donde se desempeña, el IST determinó -luego de varios meses- que se trataba de una enfermedad pre existente, por lo que dejó de recibir atención médica y tratamiento.

Ruth Thomassen trabaja en el Colegio Kimun Lawen, donde el 1 de agosto se cayó al ser empujada por uno de los alumnos que pasó a llevarla mientras corría, tras lo cual la trabajadora fue derivada al IST, donde se le diagnosticó contusión de hombro y antebrazo derecho, por lo que le dieron anti inflamatorios y analgésicos sin tomarle exámenes.

Sin embargo, Ruth señala que no se le dio el tratamiento adecuado. Lo anterior, ya que el dolor en su hombro aumentaba y la rehabilitación se concentró en el codo, el cual no presentaba molestias, a pesar que advirtió en varias ocasiones que las dolencias las presentaba en la parte superior del brazo.

Como las molestias continuaban, ingresó en tres oportunidades al IST para ser atendida nuevamente. Y como el dolor en el hombro cada vez era más agudo, el 30 de octubre se le tomó una resonancia magnética. Con los resultados se le dio de alta el 16 de noviembre, ya que el IST determinó que se trataba de una enfermedad pre existente.

Sin embargo, la paradocente señala que antes de la caída no tenía problemas en el hombro, e inclusive solicitó antecedentes en el Hospital y el Cesfam para comprobar que no existían malestares anteriores. Sin embargo, ahora no recibirá tratamiento de parte del IST.

Es por ello que ahora Ruth debe atenderse de manera particular, lo que considera injusto, pues -a su juicio- el IST no se preocupó desde un principio de su problema de salud y después de varios meses declara que es una enfermedad pre existente dejándola sin cobertura, por lo cual presentó una apelación a la Superintendencia de Salud, pase a que recibirá respuesta de este organismo dentro de 90 días. Por lo tanto, deberá seguir costeando con sus medios el tratamiento para su fractura en el hombro.