¿Alguna vez has estado en tu dormitorio y de repente te das cuenta que estás hablando solo? Si es tu caso no te desesperes, porque no necesariamente es un signo de locura.

Una investigación de las universidades de Wisonsin-Madison y Pensilvania, demostraron que esta práctica tiene sus beneficios. El estudio, publicado en Quarterly Journal of Experimental Psychology, pidió a un grupo de voluntarios que repitieran en voz alta el nombre de un objeto: “¿Dónde están las llaves del auto?”, por ejemplo. Mientras a otro conjunto de personas se le pidió pensar en lo que estaba extraviado, pero sin decirlo.

Tras esto, descubrieron que aquellos que hablaban solos les costo menos encontrar lo que buscaban, consignó BBC Mundo.

“Las etiquetas verbales -el habla autodirigida- pueden cambiar un proceso perceptual continuo. Por ejemplo, escuchar la palabra ‘silla’ puede temporalmente convertir nuestro sistema visual en un mejor ‘detector de sillas’ que si simplemente pensamos sobre una silla”, indicaron los investigadores.

“Escuchar el nombre de un objeto puede mejorar nuestra capacidad de atender simultáneamente a múltiples regiones del espacio que contienen esos objetos nombrados y hacer visible un objeto que hasta ese momento era invisible. Repetir el nombre del objeto en voz alta ayuda a nuestro cerebro a reactivar esa información visual y eso facilita su búsqueda”, añadieron.

Pero este no es el único antecedente, otros sondeos han demostrado que los niños suelen hablar solos para concentrarse en las tareas u otras conductas.