El presidente chileno Sebastián Piñera ratificó su rechazo a legalizar el aborto terapéutico en Chile, ya que dijo ser “partidario de proteger la vida y la dignidad humana”, en una columna escrita por el mandatario y que publicó este domingo el diario El Mercurio.

“Como todo el país sabe, soy contrario a la legalización del aborto”, escribió el mandatario sobre su negativa a legitimar esta práctica médica, postura que manifestó cuando era candidato a la presidencia y que ha mantenido firmemente durante su gestión gubernamental.

“Soy partidario de proteger la vida y la dignidad humana desde su concepción hasta la muerte natural. Y, por lo mismo, soy también contrario a la eutanasia y la pena de muerte”, agregó Piñera, en esta, su primera columna periodística desde que asumió la presidencia en marzo de 2010.

Piñera explicó que su postura se basa en que el aborto es ilegal en Chile, y además esgrimió motivos “prácticos” que lo llevan a “optar siempre por la vida”, y “religiosos” ya que “como cristiano, creo en la vida como un don de Dios. Sólo él tiene el poder para dar la vida y el derecho de quitarla”.

El mandatario agregó que ante casos excepcionales en que la madre o el niño estén en riesgo vital, “tanto nuestro ordenamiento jurídico como los protocolos médicos autorizan a intervenir para salvar a la madre si ella así lo decide”.

En casos de violación que resulten en embarazo, Piñera también manifestó su rechazo a incurrir en un aborto, ya que, a su juicio “supondría atribuirnos el derecho a clasificar a seres humanos en superiores, aquéllos que merecen vivir, e inferiores, aquéllos que no merecen vivir”.

Sin embargo, el gobernante afirmó que el debate sobre la legalización del aborto en Chile “es legítimo y necesario” y debe ser afrontado con “respeto y seriedad”.

El tema causó un encendido debate entre liberales y conservadores en el Congreso, que el miércoles aplazó para una fecha no determinada una votación para definir si se legisla sobre la posibilidad de restaurar el aborto terapéutico, abolido en 1989 durante la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990).

Informes del Ministerio de Salud estiman que en Chile se realizan unos 150.000 abortos al año, algunos de ellos espontáneos, aunque la mayoría clandestinos.