Los compuestos químicos usados en envases de comida rápida, ropa impermeable y sartenes antiadherentes disminuyen la respuesta inmune de los niños a las vacunas de rutina contra el tétanos y la difteria, indicó un estudio publicado este miércoles en Estados Unidos.

El estudio, aparecido en la revista Journal of the American Medical Association (JAMA), fechada el 25 de enero, es el primero en mostrar cómo los compuestos perfluorados (PFC) pueden afectar negativamente la respuesta a las vacunas.

Los PFC pueden transferirse a los niños antes del nacimiento a través de la madre o después del nacimiento por la exposición en el medio ambiente, según el informe.

“El impacto negativo de los PFC en la vacunación infantil debe ser visto como una amenaza potencial para la salud pública”, dijo Philippe Grandjean de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, principal autor de este estudio.

Grandjean se mostró alarmado, porque las vacunas infantiles de rutina “son un pilar en la prevención de las enfermedades modernas”.

Los investigadores “se sorprendieron por las pronunciadas asociaciones negativas que sugieren que los PFC pueden ser más tóxicos para el sistema inmunológico que la exposición actual a las dioxinas”, dijo Grandjean.

Los PFC tienen miles de usos industriales y de fabricación, y la mayoría de los estadounidenses tienen rastros de esos compuestos químicos en su cuerpo.

Estudios anteriores demostraron que las concentraciones de PFC en ratones similares a las encontradas en las personas redujeron la respuesta inmune. Los efectos negativos de los compuestos en las personas, sin embargo, no han sido bien estudiados.

Los expertos analizaron datos de bebés en el Hospital Nacional de Torshavn, en las Islas Feroe de Dinamarca, durante el período 1999-2001. De los casos estudiados, 587 niños participaron en exámenes de seguimiento a los cinco y siete años, cuando se les realizaron pruebas de respuesta inmunitaria a las vacunas contra el tétanos y la difteria.

El nivel de PFC se midió en la sangre de las madres embarazadas y en la sangre de los niños de cinco años, para determinar la exposición prenatal y postnatal.

Los resultados muestran un vínculo entre la exposición a los PFC y una respuesta de anticuerpos más baja de lo normal a las vacunas contra el tétanos y la difteria.

Un nivel más bajo de anticuerpos aumenta el riesgo de que los niños no tengan una respuesta inmune adecuada para la protección a largo plazo contra el tétanos y la difteria, según los autores del estudio.

“Una concentración dos veces mayor de los tres principales PFC en el organismo de niños de siete años se asoció con un nivel de anticuerpos 49% inferior”, dijo el informe.

El bisfenol A (BPA), otro compuesto químico muy utilizado en latas, botellas de bebidas y en algunos empastes dentales, es un presunto “disruptor endócrino”, que puede provocar cáncer de mama y de próstata y afectar el desarrollo cerebral de los lactantes y los niños, indicó.