Si existe un ejemplo de fidelidad y amor incluso después de la muerte, es el de Hiromi Miura, una mujer quien, desde el devastador tsunami que arrasó la costa japonesa en marzo de 2011, ha visitado diariamente el lugar donde su esposo fue visto por última vez antes de ser arrastrado por las olas.

Según narra el Mainichi Daily News, su marido, Takeshi Miura de 51 años, era miembro del comité de emergencias de su pueblo, Minamisanriku, por lo que tras el terremoto de 9 grados se dirigió hacia la radio comunitaria para advertir a la gente la necesidad de evacuar.

Fue el último lugar donde fue visto. El edificio resultó totalmente destruido por las olas y de Miura sólo se encontraron los restos de su automóvil. Desde entonces y diariamente tras salir del trabajo, su mujer Hiromi llega hasta la estación de policía local para saber si hay alguna información sobre su paradero. Posteriormente, se dirige a las ruinas del edificio del comité de emergencias, donde le cuenta a su esposo sobre su día.

Además, Hiromi obtuvo permiso de sus empleadores para que los 11 de cada mes a las 2:46 de la tarde -el mismo día y hora del terremoto- pudiera ir al lugar a rezar por la suerte de Takeshi.

“Cada día lloro y tengo los mismos sentimientos”, dice Hiromi, quien se niega a solicitar el certificado de defunción de su marido o a reclamar el dinero del seguro por su muerte. Incluso teme pensar en el día en que el área sea restaurada.

“Creo que si mi esposo estuviera aquí, estaría ejerciendo su liderazgo y trabajando duro…”, indicó, agregando que no realizará ningún tipo de servicio fúnebre al menos hasta haber pasado un año del fatal movimiento sísmico.