Miles de estudiantes se manifestaron en Londres para protestar por el alza de las matrículas universitarias y otros recortes, en medio de un imponente dispositivo policial para evitar una repetición de la violencia que dominó una situación similar hace un año.

Los policías desalojaron por la fuerza durante la tarde del miércoles a un grupo de “indignados” que salió de la manifestación para instalar brevemente 25 tiendas de campaña en la céntrica plaza de Trafalgar, en lo que hubiera sido su tercer campamento en la capital británica.

Aparte de este pequeño altercado y otros momentos de tensión, no se registró ningún otro incidente digno de mención en el recorrido de la manifestación y la policía anunció que había llevado a cabo 24 detenciones por infracciones de diversa índole.

Los organizadores, que estimaron en 10.000 el número de participantes -cifra que Scotland Yard a última hora no cuestionó-, habían pedido una “manifestación sin violencia”.

Pero lo que posiblemente disuadió a los eventuales alborotadores fue el dispositivo policial, con 4.000 agentes armados y autorizados en algunos casos a disparar balas de goma en caso de altercados graves desplegados por las calles de la capital.

“Creo que la fuerte presencia policial y la amenaza de las balas de goma tuvo mucho que ver (…) Estaba claro que si pasaba algo la policía simplemente entraría en acción”, declaró Michael Chessum, portavoz de la Campaña Nacional contra las Subidas y los Recortes, quien dijo que los estudiantes seguían estando “tan enfadados” como hace un año.

El 10 de noviembre de 2010, hasta 50.000 estudiantes participaron en la primera protesta callejera contra el plan de ajuste del gobierno dirigido por David Cameron, durante la cual un grupo de jóvenes tomó por asalto el edificio que alberga la sede del Partido Conservador.

El enfrentamiento entre los alrededor de 200 alborotadores y unos agentes de policía superados por los acontecimientos se saldó en esa ocasión con 14 heridos, medio centenar de detenidos y cuantiosos daños materiales.

El mensaje de la protesta, sin embargo, es “el mismo”. “Creemos que la educación debe ser un servicio público gratuito y accesible para todos, no un producto privado regulado por un mecanismo de mercado caótico”, estimó Chessum.

Los estudiantes protestan contra la subida prevista del precio de las matrículas de las 3.290 libras anuales actuales por alumno (5.250 dólares, 3.860 euros) a 6.000, o incluso 9.000 en un tercio de las universidades inglesas a partir de 2012, según cifras oficiales.

“El gobierno cree que está bien cargar a mis hijos con 150.000 libras de deuda en los seis próximos años. Estoy aquí para decirle que se vaya a la mierda”, dijo Paul Wynter, padre de tres, durante la manifestación.

La movilización continuará el próximo 30 de noviembre, coincidiendo con una huelga de trabajadores del sector público en contra de las medidas de ajuste.

“Todos sabemos que las cosas van mal, que algo tiene que cambiar, y cuanta más gente se de cuenta de que no está sola en esto, mejor”, declaró Kurt Stallwood, uno de los jóvenes que pretendía acampar en Trafalgar.

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