El presidente peruano, Ollanta Humala, pidió este domingo a su vicepresidente, Omar Chehade, que se aleje por propia voluntad de su cargo para asumir su defensa ante las acusaciones de presunto tráfico de influencias.

“Creemos que lo mejor sería que dé un paso al costado, pero eso tiene que nacer de él”, dijo el mandatario en una rueda de prensa en el palacio de gobierno al hacer un balance de sus primeros cien días de gobierno.

Humala, un ex militar de 49 años y nacionalista de izquierda que asumió la presidencia el 28 de julio, precisó que no le ha pedido a Chehade su renuncia porque es respetuoso de las investigaciones en marcha y que no puede adelantar juicios.

“A él le toca dar un paso al costado para tener la libertad de poder defenderse”, remarcó el gobernante al aclarar que como presidente respetará escrupulosamente las indagaciones y “no habrá intento de presión”.

Chehade, quien también es congresista, está sometido a investigaciones en la Fiscalía de la Nación y en dos comisiones del Congreso por presuntamente expresar interés ante unos altos oficiales de la policía a los que había invitado a una cena en desalojar a trabajadores de una cooperativa azucarera para entregarla al poderoso grupo empresarial Wong.

El caso ha llegado a niveles de escándalo y ha dado lugar a pedidos de la oposición y de sectores allegados al gobierno para que renuncie a su cargo de vicepresidente de la República, mientras el primer ministro, Salomón Lerner, admitió que el episodio constituye “una piedra en el zapato” para el gobierno.

El acusado alega su inocencia y señala que todo es producto de una venganza del general Guillermo Arteta, quien fue pasado a retiro en octubre -unos días después de la cena- junto con otros 29 generales de la policía como parte de una “reingeniería” dispuesta por el gobierno para mejorar su eficiencia y eliminar la corrupción en esa institución.

El viernes último el mandatario pidió a las instancias investigadoras que resuelvan “prontamente este tema para que se aclaren las cosas”.

El vicepresidente se presentó el miércoles ante la Comisión de Ética del Congreso, en la que hizo su defensa, mientras que su acusador, el general Arteta, se ratificó ese mismo día en su denuncia ante la Comisión de Fiscalización del Congreso.

El oficial en retiro señaló que Chehade invitó a cenar a altos oficiales de la policía para presionar a favor del desalojo de la cooperativa azucarera Andahuasi, que está tomada desde hace tres años por unos 3.000 trabajadores, y con esa acción favorecer al importante grupo Wong.

La propiedad de Andahuasi es actualmente objeto de un conflicto en que son parte el grupo Wong, otra empresa y los propios trabajadores, que reclaman derechos accionarios.

“Si me equivoqué pido disculpas, pero no he transgredido ninguna norma ética”, dijo Chehade ante la Comisión de Ética.

Diversos analistas han señalado que el caso pone en riesgo el prestigio de Humala en un tema tan sensible como la lucha contra la corrupción, una de las banderas que lo llevó a la presidencia.

“El presidente va a tener que actuar, lo que sería saludable para mantener un nivel de aceptación. Esta es la primera gran prueba, el primer gran test de Humala en el tema de la corrupción”, manifestó esta semana el politólogo Aldo Panfichi a la AFP el evaluar los primeros cien días de Humala.