El proceso “Rubygate”, en el cual el primer ministro italiano Silvio Berlusconi está acusado de prostitución de menor, se reanuda el lunes en Milán en un momento difícil para el Cavaliere, quien debe enfrentar nuevos problemas judiciales, tensiones en su mayoría de derecha y turbulencias en la Eurozona.

El jefe del gobierno italiano “no estará presente” en la audiencia del lunes, indicó a la AFP un abogado del gabinete que se ocupa de su defensa.

Este abogado piensa que tampoco estará presente Ruby, la menor marroquí a la que Berlusconi habría remunerado por servicios sexuales entre enero y mayo de 2010.

En este proceso, Berlusconi también está acusado por abuso de función después de que intervino ante la policía de Milán para liberar a Ruby, cuyo verdadero nombre es Karima El Mahroug, cuando fue detenida por presunto robo a fines de mayo de 2010.

Durante la audiencia del lunes, los abogados de “Il Cavaliere” “probablemente someterán una demanda de suspensión del proceso hasta la decisión de la Corte Constitucional” sobre la competencia del tribunal de Milán en este caso.

Las dos cámaras del Parlamento recurrieron a la más alta jurisdicción en relación a un “conflicto de atribución” afirmando que sólo un “tribunal de ministros”, colegio de magistrados constituido para la ocasión, puede juzgar al presidente del Consejo por un eventual abuso de funciones.

Según sus argumentos, Berlusconi creía que Ruby era la sobrina del presidente egipcio de la época, Hosni Mubarak, y actuó como primer ministro para preservar las relaciones entre los dos países.

La decisión de la Corte Constitucional no es esperada antes de comienzos de 2012.

Para Berlusconi, que el jueves festejó sus 75 años en un ambiente sombrío, el escándalo Rubygate, además de la publicación en 2011 de conversaciones telefónicas donde decenas de jóvencitas relataban las orgías en sus residencias, no son su única preocupación.

También acaba de verse implicado en otro escándalo, en el que aparecen un empresario de Bari, Giampaolo Tarantini, y el director de un diario, Valter Lavitola, quienes le habrían proporcionado prostitutas para sus orgías entre julio de 2008 y abril de 2009.

Según los medios de comunicación, Berlusconi, quien hasta ahora era considerado como víctima de un chantaje de Lavitola y Tarantini, podría ser sometido dentro de poco a una investigación por haber incitado al empresario a mentir afirmando a los magistrados que “Il Cavaliere” no sabía que las jóvenes eran prostitutas.

La publicación en los diarios de nuevas grabaciones telefónicas muy comprometedoras para Berlusconi incitó a la Iglesia católica, que hasta ahora se había mostrado muy tolerante a su respecto, a denunciar “conductas difícilmente compatibles con la dignidad institucional”.

En el plano de la acción gubernamental, la situación no es mejor. Los empresarios se quejan cada vez más de una economía amorfa y reclaman medidas de reactivación.

Según la prensa, “Il Cavaliere” no soporta a su ministro de Economía Giulio Tremonti.

Esas tensiones se han manifestado esta semana en un duelo sobre la designación del nuevo gobernador del Banco de Italia. Nada se ha decidido, pero persiste la impresión de confusión.

Berlusconi no puede prescindir de este poderoso ministro. La seriedad de Tremonti es muy apreciada en el extranjero y en Italia, que con su enorme deuda (120% del PIB) es uno de los países de mayor riesgo en la tormenta que sacude actualmente a la Eurozona.

Otro problema para Berlusconi es la revuelta de los obreros y pequeños empresarios que forman el electorado de base de su aliado clave, el partido populista Liga del Norte, furiosos por sus extravagancias y por la parálisis del gobierno.