Qatar, designado en diciembre para organizar el Mundial de fútbol-2022, tiene problemas para explicar la poca asistencia de público a sus estadios durante la Copa de Asia de Naciones, una piedra más en el jardín de un país muy criticado tras la polémica elección de la FIFA.

Desde que la Federación Internacional de fútbol (FIFA) decidiera, para sorpresa general, atribuirle la organización de esa Copa del mundo al rico y minúsculo emirato del Golfo Pérsico, ya se levantaron voces pidiendo que el torneo se jugase en el invierno (boreal) y no durante el verano, en que el calor en insoportable en la región.

Esta vez, es el poco impacto popular de la futura manifestación deportiva el blanco de las especulaciones, dado que la frecuentación a los estadios durante la actual Copa de Asia no hace otra cosa que alimentar temores.

El domingo, en el Khalifa Stadium de Doha, con capacidad para unos 40.000 espectadores, había unas 12.000 butacas vacías durante el encuentro en el que la selección anfitriona derrotó 3-0 a Kuwait, un duelo que era decisivo para clasificar a los cuartos de final del torneo.

“Vimos muchos lugares vacíos. Algunas personas compran las entradas y después no vienen”, lamentó el portavoz del Comité organizador, Jassim Al Rumaihi.

Esa misma noche, apenas había 3.529 personas en el Al Gharafa Stadium, con capacidad para 22.000, en el partido entre China y Uzbekistan (2-2). Primero del grupo, este último país clasificó a la instancia siguiente al igual que Qatar.

“Hacemos lo máximo posible para atraer a la gente (a los estadios)”, declaró por su parte el director del torneo, Tokuaki Suzuki, añadiendo que esto es difícil cuando se juegan dos partidos al mismo tiempo.

“No hay mucha gente que venga a Qatar desde China”, añadió el responsable japonés.

El entrenador de Irán, Afsin Ghotbi, resumió muy bien el problema, y previno inútilmente a los qataríes: “¡Todo el mundo nos está mirando!”.

Los organizadores también se mostraron muy preocupados y molestos cuando el público local abandonó el estadio en masa cuando su equipo perdía 2-0 ante Uzbekistán en el partido inaugural del torneo continental. Tras el pitazo final del árbitro sólo se escuchaba el eco de los gritos de unos pocos aficionados uzbekos que festejaban con el estadio Al Khalifa casi desierto.

Al Rumaihi reconoció que le “chocó” ver las tribunas casi vacías en el partido China-Uzbekistán. “Las entradas fueron vendidas a empresas, pero, lamentablemente la gente no viene… Me choca porque se vendieron 8.000 entradas y sólo asistieron 3.500 personas”, se justificó.

El responsable espera que en las siguientes rondas haya más público. ¿La solución? “No vender más de 10 entradas por persona. No sabemos qué pasa, pero las ventas (unas 400.000 entradas) habían sido más bien alentadoras”, apostilló el jerarca qatarí.