Unas sobrecogedoras imágenes de vídeo inéditas de la devastación causada por los atentados de 2005 en Londres fueron mostradas por primera vez al público este martes en la investigación judicial sobre las muertes de 52 pasajeros en la red de transporte público.

Las personas que asistieron a esta segunda jornada en el tribunal pudieron ver las imágenes sin sonido grabadas en un oscuro túnel de metro que muestran los restos dejados por la explosión en la estación de Aldgate, donde murieron siete viajeros y uno de los cuatro suicidas.

Las bombas que estallaron en tres metros a las 08.49 locales del 7 de julio de 2005 y en un autobús urbano una hora después fueron los peores atentados jamás registrados en suelo británico.

Las imágenes grabadas por la policía a partir de las 15.49 locales y cuidadosamente editadas para que no se vean restos humanos muestran primero los andenes vacíos de la estación de Aldgate, en el distrito financiero del corazón de Londres conocido como la City. En uno de los cruces de pasillos se puede ver sangre y material de los servicios de rescate.

La cámara se mete luego en el túnel y se dirige hacia el tren siniestrado, cuyo segundo vagón, donde se encontraba el kamikaze, tiene las puertas destrozadas y el interior lleno de escombros. El techo, hecho pedazos, parece estar salpicado de una sustancia de color negro.

También pueden verse objetos personales, ropa, bolsas y numerosos periódicos desperdigados por el suelo y sobre los asientos desgarrados y aparentemente manchados de sangre.

La bomba también causó un cráter en el suelo del tren, mientras que sobre los raíles pueden verse trozos de metal retorcido.

Hugo Keith, el abogado encargado de presentar información al juez que preside la investigación, dijo que aunque las imágenes fueron editadas para que no se viera ningún cadáver son “angustiantes porque muestran el lugar donde tanta gente murió trágicamente”.

Los testimonios escuchados el martes también revelaron que las dificultades de comunicación en el metro retrasaron la acción de los equipos de rescate, cuyas radios no funcionaban en los profundos túneles y que cuando se querían comunicar con la superficie tenían que enviar emisarios.

El lunes, la difusión de las conversaciones telefónicas entre los servicios de emergencia y las estaciones reveló que se tardó mucho en considerar las explosiones como atentados.