Al menos 17 personas, entre ellas varios extranjeros, murieron este viernes en un atentado suicida cometido en el centro de Kabul y reivindicado por los talibanes.

Dos kamikazes fueron abatidos por la policía en la misma zona de la capital afgana, declaró a la AFP el portavoz del ministerio del Interior, Zemarai Bashary.

“Un hombre hizo estallar su bomba delante de un café cerca del Complejo Safi”, declaró el portavoz de Interior, refiriéndose a un elegante complejo del centro de la ciudad, que reagrupa un hotel y comercios.

Testigos aseguraron que se oyeron al menos otras dos explosiones menores y disparos esporádicos. Hasta ahora no está claro si el atentado principal fue cometido por un kamikaze a pie o con un coche-bomba, como lo aseguró un oficial de policía.

“Diecisiete personas, entre ellas afganos, extrajeros y policías, murieron”, declaró a la prensa Sayed Abdul Ghafar Sayedzada, jefe de la policía kabulí. “Más de 32 otras fueron heridas”, agregó.

Un ciudadano indio figura entre los muertos, indicó a la AFP el coronel Mohammad Yaqud Noorzai, médico del hospital militar de la ciudad. Por su parte, el ministerio del Interior informó que otro de los fallecidos tiene nacionalidad italiana. En París, un comunicado del ministerio de Relaciones Exteriores indicó que otro de los muertos es un francés, que se encontraba de paso en Kabul.

El atentado se produjo cerca de la residencia hotelera Park Residence, en la que trabajan numerosos indios. Un fotógrafo de la AFP pudo ver gente que salía del hotel por las ventanas.

El viernes es día feriado en Afganistán y el centro de la ciudad está muy poco animado a la hora en que se produjo la explosión, poco después del amanecer.

La “zona verde”, el barrio diplomático donde también residen personalidades y extranjeros en pleno centro de Kabul, fue acordonada inmediatamente después del atentado y la policía pedía por megafonía a los habitantes que no salieran de sus casas.

“Reivindicamos” el ataque, declaró Zabihulah Mujahed, un portavoz de los insurgentes islamistas, en declaraciones telefónicas a la AFP.

“Ocho combatientes nuestros realizaron el ataque, uno hizo estallar su coche-bomba delante de un hotel, otros dos también activaron sus bombas, los otros siguen presentes en el lugar”, aseguró.

La insurrección de los talibanes se ha intensificado considerablemente y se ha extendido a casi todo el país estos últimos años, y sus militantes actúan cada vez mas frecuentemente en Kabul, con ataques de comandos o atentados suicidas.

El último se había registrado el 18 de enero, cuando insurgentes fuertemente pertrechados y kamikazes atacaron un centro comercial en pleno corazón de la capital y mataron a cinco personas.

El ataque del viernes se produce cuando unos 15.000 soldados de las fuerzas internacionales y afganas implicados desde hace 13 días una vasta ofensiva contra un bastión talibán en la sureña provincia de Helmand han arrebatado prácticamente el control del lugar a los insurgentes.

La bandera afgana fue izada el jueves en Marjah, localidad que era el principal objetivo de la operación Mushtarak (Juntos, en dari), en manos de los talibanes desde hacía dos años, pero combates esporádicos y minas frenaban un poco el avance de las fuerzas internacionales en las inmediaciones.

Para invertir el curso de la guerra, el presidente norteamericano Barack Obama, cuyos soldados componen dos tercios de las fuerzas internacionales, esencialmente a las órdenes de la OTAN, anunció en diciembre el envío de 30.000 efectivos norteamericanos de aquí al verano, además de unos 10.000 militares de otros países de la OTAN.

A pesar de la presencia de 121.000 soldados de las fuerzas internacionales en Afganistán, las acciones de guerrilla y los atentados de los talibanes diezman cada vez más a los militares extranjeros. Después de 520 muertos en 2009, por mucho el año más mortífero de los ocho de guerra, casi 100 soldados de las fuerzas internacionales han perecido en Afganistán durante los dos primeros meses de 2010.

Las tropas internacionales invadieron Aganistán a fines de 2001, para derrocar al régimen talibán.