Ministerio de las Culturas, Anfudibam y paro nacional indefinido

Victor Salazar | Agencia UNO
Victor Salazar | Agencia UNO
visitas

La Anfudibam inició un paro indefinido el mismo día que la presidenta Michelle Bachelet firmó el proyecto (una moción sustitutiva del proyecto propuesto durante la gestión de Sebastián Piñera) que debiera ingresar en el Parlamento para crear el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.

El proyecto no es conocido, más allá de una presentación en formato ”Power Point”. Los reclamos de la Anfudibam son, suponemos, sobre el conocimiento de algo que desconocemos.

De las declaraciones públicas como de lo expresado por sus dirigentes, se pueden desprender los siguientes puntos:

Quieren que la Dibam (Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos) sea una Subsecretaría y no un “simple” Servicio. Eso les daría más poder político y mayores ventajas laborales, tanto en términos de remuneración como de movilidad laboral dentro del futuro ministerio.

Este argumento hace pensar que, por ejemplo, los trabajadores de el Serviu (Servicio de Vivienda y Urbanismo, del Ministerio de Vivienda, que en los últimos 15 años ha tenido importantes avances, experiencias y aprendizajes) debieran estar exigiendo hace muchísimos años dejar de ser servicio para ser Subsecretaría. No parece razonable que el nivel de sueldos y la movilidad laboral sólo se puedan lograr de esa forma.

También se argumenta que siendo Subsecretaría pueden incidir en las decisiones de los presupuestos. La incidencia en los presupuestos se logran con propuestas serias bien presentadas y argumentadas. Pero darle mayor poder político a la actual Dibam (insertarla en la estructura política del Estado) llevará fácilmente a que varios de sus cargos sean parte de la distribución que los partidos del conglomerado en el gobierno de turno se repartan, generando una inestabilidad institucional y una politización de la cultura. Algo peligroso en un ámbito tan delicado como éste.

Otro argumento ha sido la falta de diálogo con el Director de la Dibam (cargo de Alta Dirección Pública), Ángel Cabeza.

El proceso de formulación de la propuesta de Ministerio ha sido liderado por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes y, por lo tanto, son ellos (junto a Hacienda), los responsables de la propuesta final, y no el director de la Dibam.

Si el paro nacional de la Anfudibam es por la relación y la falta de diálogo con su director, parece una medida desmedida y poco adecuada para, precisamente, generar y facilitar el diálogo.

Visto desde afuera, este conflicto pareciera tener varias variables que se nos escapan, no explícitas, que responden a lógicas diversas.

Los planteamientos de la Anfudibam respecto a nivelar sueldos, tener movilidad laboral y ser escuchados al momento de hacer los presupuestos de la institución son todos atendibles, legítimos y necesarios. Lo que no queda claro es que ellos se logren con lo que solicitan y como lo solicitan.

    visitas

La Anfudibam inició un paro indefinido el mismo día que la presidenta Michelle Bachelet firmó el proyecto (una moción sustitutiva del proyecto propuesto durante la gestión de Sebastián Piñera) que debiera ingresar en el Parlamento para crear el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.

El proyecto no es conocido, más allá de una presentación en formato ”Power Point”. Los reclamos de la Anfudibam son, suponemos, sobre el conocimiento de algo que desconocemos.

De las declaraciones públicas como de lo expresado por sus dirigentes, se pueden desprender los siguientes puntos:

Quieren que la Dibam (Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos) sea una Subsecretaría y no un “simple” Servicio. Eso les daría más poder político y mayores ventajas laborales, tanto en términos de remuneración como de movilidad laboral dentro del futuro ministerio.

Este argumento hace pensar que, por ejemplo, los trabajadores de el Serviu (Servicio de Vivienda y Urbanismo, del Ministerio de Vivienda, que en los últimos 15 años ha tenido importantes avances, experiencias y aprendizajes) debieran estar exigiendo hace muchísimos años dejar de ser servicio para ser Subsecretaría. No parece razonable que el nivel de sueldos y la movilidad laboral sólo se puedan lograr de esa forma.

También se argumenta que siendo Subsecretaría pueden incidir en las decisiones de los presupuestos. La incidencia en los presupuestos se logran con propuestas serias bien presentadas y argumentadas. Pero darle mayor poder político a la actual Dibam (insertarla en la estructura política del Estado) llevará fácilmente a que varios de sus cargos sean parte de la distribución que los partidos del conglomerado en el gobierno de turno se repartan, generando una inestabilidad institucional y una politización de la cultura. Algo peligroso en un ámbito tan delicado como éste.

Otro argumento ha sido la falta de diálogo con el Director de la Dibam (cargo de Alta Dirección Pública), Ángel Cabeza.

El proceso de formulación de la propuesta de Ministerio ha sido liderado por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes y, por lo tanto, son ellos (junto a Hacienda), los responsables de la propuesta final, y no el director de la Dibam.

Si el paro nacional de la Anfudibam es por la relación y la falta de diálogo con su director, parece una medida desmedida y poco adecuada para, precisamente, generar y facilitar el diálogo.

Visto desde afuera, este conflicto pareciera tener varias variables que se nos escapan, no explícitas, que responden a lógicas diversas.

Los planteamientos de la Anfudibam respecto a nivelar sueldos, tener movilidad laboral y ser escuchados al momento de hacer los presupuestos de la institución son todos atendibles, legítimos y necesarios. Lo que no queda claro es que ellos se logren con lo que solicitan y como lo solicitan.