El laboratorio público japonés Riken anunció este viernes la interrupción de la polémica investigación sobre las células STAP a falta de resultados concluyentes, constatando el fracaso de la científica que afirmaba haber creado “las células soñadas”.

“No hemos podido reproducir el fenómeno de las células STAP y decidimos interrumpir los trabajos”, explicó un responsable del laboratorio Riken en una conferencia de prensa.

El 29 de enero de 2014, Haruko Obokata había presentado un método químico para la creación de células en un estadio de desarrollo similar al embrionario. Seguidamente, sus trabajos fueron publicados en la revista científica Nature.

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Obokata planteó una fórmula para crear células indiferenciadas, es decir, no especializadas, a partir de estructuras ya maduras mediante un procedimiento nuevo y que era, en apariencia, relativamente simple.

De haber sido exitoso, el método descrito por Obokata hubiera significado un logro excepcional para la medicina regenerativa, puesto que permitiría recrear partes de órganos o de tejidos dañados por enfermedades o en accidentes.

La publicación del estudio se convirtió en una noticia de primera plana en Japón, donde la fotogénica doctora, que había estudiado en Harvard, se convirtió en un fenómeno. Los medios fueron seducidos por sus excentricidades como su insistencia en utilizar un delantal de dueña de casa en el laboratorio, en lugar de la bata blanca.

Sin embargo, algunos días después de la publicación en Nature, se comenzaron a levantar cuestionamientos sobre la veracidad de los datos presentados. A partir de ese punto, la vida de la joven se convirtió en un infierno.

La investigadora, entre tanto hospitalizada, retiró los textos que envió a Nature y la revista terminó por sacar la investigación de su catálogo en junio.

“Las células soñadas”

El escándalo comenzó a complicarse cuando el mentor de Obokata, Yoshiki Sasaim, coautor del ensayo, se suicidó. Su muerte sacudió fuertemente a la comunidad científica japonesa.

“Prueba la existencia de las células STAP”, dijo el científico a su protegida en su testamento.

Durante todo el proceso, el laboratorio Riken decidió seguir con las investigaciones, en un primer momento con varios investigadores, sin obtener resultados, y luego trabajando sólo con Obokata, quien fue colocada bajo una estricta supervisión.

Sin embargo, las pruebas no pudieron reproducir el fenómeno del que hablaba la científica japonesa.

Obokata, quien no compareció en la rueda de prensa, presentó en un comunicado sus disculpas por los problemas causados y dijo que lamenta que las cosas hayan terminado así.

“Trabajé sin descanso para presentar estos resultados, ahora estoy simplemente extenuada”, afirmó la investigadora, cuyo abogado dijo que de todas formas, ella creía que sí había creado las “células soñadas”.

Así, Obokama, quien en abril había dicho que “las células STAP existen” y que las había creado más de 200 veces, afirmó que había estado sometida durante la última etapa de las investigaciones a “restricciones que superaban de lejos lo que ella pudiera haber imaginado”.

“Ella presentó su renuncia y aceptamos su dimisión”, informó Riken.

Incluso tras su renuncia, Obokata puede ser castigada disciplinariamente, advirtieron las autoridades.

“El fraude producido por la inexperiencia no puede ser tolerada. La conclusión es que no existen las células STAP”, admitió el ministro de Ciencia, Hakubun Shimomura.

Sin embargo, con este anuncio no se termina la historia, ya que en la comunidad científica no se sabe con certeza si existen o no las células STAP, salvo que Obokata pueda lograr un avance o que algún otro investigador se lance con este proyecto.