El canciller Heraldo Muñoz se reunió con el presidente de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, Peter Tomka, a quien dijo haber trasmitido el compromiso del gobierno con el derecho internacional y la voluntad de cumplir a cabalidad el fallo por el diferendo con Perú.

La ministra de comunicación de Bolivia, Amanda Dávila, había advertido que seguirían con atención su visita a ese tribunal porque -argumentó- Chile podría buscar su incompetencia para la demanda presentada por su país por el tema de la mediterraneidad.

Muñoz aseguró que ésta no fue analizada en la reunión con Tomka y reiteró el desacuerdo con la visión del mandatario boliviano sobre que si la dictadura de Augusto Pinochet ofreció salida al mar, esperaría que se concretase en un gobierno democrático socialista como el de Bachelet.

Puntualizó que Chile está dispuesto a reponer la agenda de 13 puntos, pero cerró la puerta a cualquier diálogo sobre la mediterraneidad ante la decisión de La Paz de llevar el tema a la Corte de La Haya.

El presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados, Jorge Tarud, consideró odiosa la alusión de Evo Morales al ofrecimiento de Pinochet y coincidió en que el diálogo es incompatible con la demanda ante el tribunal internacional.

El diputado socialista Luis Rocafull, también integrante de dicha comisión, calificó como odiosos los dichos del presidente Morales porque -argumentó- independiente del sello ideológico de los gobiernos, Perú siempre se opondrá a cualquier fórmula, haciendo uso del Tratado de 1929.

En cambio, el ex candidato presidencial y líder del Partido Progresista, Marco Enríquez Ominami, mantuvo su tesis de dialogar con Bolivia a partir de la propuesta que hizo la dictadura en los años setenta. “Yo creo que si uno es capaz de partir como piso con lo que hizo Pinochet, además, innovando y trayendo a Perú a la mesa, se puede avanzar muy lejos en el interés de Chile, en el interés del norte de Chile, en el interés de los chilenos”, dijo.

Marco Enríquez Ominami pidió que los gobiernos de Chile, Bolivia y Perú dejen a un lado el populismo, los miedos y los nacionalismos, para superar sus diferencias sobre este tema. “Creo que, incluso, los presidentes Bachelet, Morales y Humala podrían obtener el Premio Nobel de La Paz si fueran capaces de innovar y llegar a un acuerdo”, aseveró el ex candidato presidencial.